Leonel Fernández dice crecimiento economía dominicana es consecuencia de la "eficaz coordinación de la política monetaria y fiscal" de su gobierno.
El presidente Leonel Fernández dijo hoy que como consecuencia de la eficaz coordinación de la política monetaria y fiscal, la economía dominicana creció en el 2010, 7.8%, siendo una de las más elevadas de la región y superando de manera significativa las diversas proyecciones realizadas a principios de año, tanto por el Fondo Monetario Internacional como por el Banco Central.
Al ofrecer sus memorias correspondientes al año 2010 el mandatario dijo que el crecimiento registrado no sólo fue importante por su magnitud, sino además por la diversidad de sectores que abarcó.
Explicó que el comercio creció en 13.6%, el sector bancario y de seguros, un 12.5%, el de la construcción, 11%, la manufactura local 7.7%; y el de las comunicaciones, 8.3%.
Otros sectores con un desempeño notable, según Fernández son el de hoteles, bares y restaurantes con un 4.7%; el de transporte y almacenamiento, con un 6.3%; el de energía y agua, con un 5.4%; y el sector agropecuario, con un 5.5%.
En lo referente al crecimiento, dijo que hay que resaltar el cambio de tendencia verificado en el sector de zonas francas. “Por vez primera desde el 2006, ese sector registró un desempeño positivo, pues creció en 3.4%”, enfatizó.
Dijo que el año pasado se aprobaron 54 nuevos permisos para la instalación de empresas de zonas francas, las cuales realizarían una inversión de más de 3 mil 400 millones de pesos y contribuirían a generar 6 mil 600 nuevos empleos directos.
De igual manera, indicó que se autorizó la creación de cinco nuevos parques, los cuales realizarán una inversión superior a los 2 mil millones de pesos, lo que contribuirá a crear 3 mil 200 nuevos empleos.
Dijo que debido al alto crecimiento económico de los últimos seis años, el PIB corriente de República Dominicana, valorado en dólares, se ha duplicado, pasando de 22 mil 608 millones de dólares en el 2004 a 51 mil 657 millones de dólares en el 2010.
“Eso equivale a decir que, en términos de generación de riquezas, hay ahora dos repúblicas y media en relación a lo que había seis años atrás, lo cual ha sido logrado, además, en medio de la más profunda crisis económica mundial de los últimos 80 años”, apuntó.
Como resultado de este crecimiento sostenido, la República Dominicana se ha convertido, ahora, en la novena economía de mayor tamaño de las 34 de América Latina y el Caribe.
El Discurso:
Honorable Señor Presidente de la Asamblea Nacional, Dr. Reynaldo Pared Pérez;
Honorable Señor Vicepresidente de la República, Dr. Rafael Alburquerque;
Honorable Señora Primera Dama, Dra. Margarita Cedeño de Fernández;
Honorable Señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Jorge Subero Isa;
Honorable Señor Presidente de la Cámara de Diputados, Lic. Abel Martínez Durán;
Su Excelencia Reverendísima Monseñor Józef Wesolowski, Nuncio Apostólico de Su Santidad Benedicto XVI y Decano del Cuerpo Diplomático en la República Dominicana;
Honorable Señor Presidente de la Junta Central Electoral, Dr. Roberto Rosario Márquez;
Honorable Señora Presidenta de la Cámara de Cuentas, Dra. Licellotte Marte de Barrios;
Señores Ministros;
Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular y de los Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno de la República Dominicana;
Honorables Miembros de la Asamblea Nacional;
Autoridades Civiles y Militares;
Invitados Especiales;
Señoras y Señores;
Pueblo Dominicano:
En este año, 2011, se cumple el cincuenta aniversario del desplome de una de las más férreas, brutales y sanguinarias dictaduras de América Latina: la de Rafael Leonidas Trujillo.
Desde ese episodio al momento actual, la trasformación experimentada por la República Dominicana en todos los órdenes, ha sido asombrosa e impresionante.
En 1961, la población dominicana alcanzaba a 3 millones 300 mil personas, de las cuales 65% vivía en el campo y sólo el 35% en las ciudades.
En la actualidad, tenemos una población de 9 millones 900 mil personas, lo que indica que en cincuenta años, se ha multiplicado por tres; y al revés de lo que ocurría antes, ahora el 70% vive en ciudades y sólo el 30% en la zona rural.
En 1961, el Producto Interno Bruto de la República Dominicana, medido en paridad de poder de compra de 1990, fue de 4 mil 100 millones de dólares. La producción per cápita, de 1 mil 232 dólares.
En estos momentos, la producción total de nuestro país es de 51 mil millones de dólares, trece veces más que a la muerte de Trujillo; la producción per cápita se incrementó por más de cuatro, al pasar a 5 mil 218 dólares.
En 1961, la esperanza de vida al nacer era de 54 años. Ahora es de 72; y a un hombre de 50 años todavía se le considera joven. Incluso, a veces, en tono jocoso, se le dice: "Un muchacho de 50 años."
A la caída de la dictadura, el 35% de la población con más de 15 años de edad era analfabeta. Actualmente, eso se ha reducido a un 10.8%.
Por cada mil niños nacidos vivos, morían 117. Ahora, sólo 30.
Se ha incrementado de manera significativa el porcentaje de hogares con acceso a agua potable, a la electricidad y al uso de neveras y estufas, al tiempo que se ha reducido el número de hogares que utilizan carbón vegetal o viviendas con pisos de tierra.
En los últimos 50 años se ha eliminado la incidencia del sarampión, la poliomielitis, la difteria, la tos ferina y la tuberculosis.
Los cambios acaecidos se pueden observar en la cantidad de vehículos, carreteras, escuelas, hospitales, universidades, puentes, viviendas, edificios, establecimientos comerciales, lugares turísticos, centros de diversión y oficinas profesionales.
Actualmente, en nuestro país hay 8.8 millones de teléfonos móviles, lo que nos convierte en una de las naciones con mayor densidad telefónica del mundo, a nivel de España, Francia y Gran Bretaña.
Hace 50 años, la ciudad de Santo Domingo se extendía al Norte hasta la ribera del Río Isabela; hacia el Este, hasta lo que hoy se conoce como Ensanche Alma Rosa; y por el Oeste hasta la actual Avenida Abraham Lincoln.
Hoy, es una importante metrópolis, llena de energía y vitalidad, con grandes avenidas, áreas verdes, elevados, túneles, metro y gigantescos edificios, todo lo cual produce el deleite de nuestros compatriotas y el reconocimiento de quienes nos visitan.
El año pasado, la ciudad de Santo Domingo fue declarada Capital Americana de la Cultura.
Nada de cuanto he dicho significa que no tengamos carencias, deficiencias y limitaciones. Para alcanzar las metas de un verdadero desarrollo incluyente, que reduzca la pobreza, fomente el empleo y garantice la satisfacción de las necesidades básicas de todo ser humano, aún es mucho lo que nos queda por recorrer.
Pero los logros y avances obtenidos por nuestro pueblo a lo largo de estas últimas cinco décadas, debe ser motivo de gran orgullo y regocijo para todos los dominicanos, pues además de ser la obra de todos, constituye la mejor prueba de lo que puede una nación cuando se propone entre sus objetivos, el trabajo, el progreso, la prosperidad y el bienestar.
No obstante, entre los grandes resultados de este último medio siglo, ninguno, tal vez, haya tenido la trascendencia ni haya impactado de manera tan decisiva en la vida nacional, como la conquista de la democracia y la libertad.
Es cierto, también, que aún se trata de una democracia embrionaria e imperfecta, afectada de debilidades e inconsistencias, pero nos ha costado como pueblo tanta sangre, tanto dolor, tantas lágrimas y tanto sacrificio, que lo único que podemos hacer es comprometernos todos, sin distinción de ningún género, a hacer de ella la fuente de la paz, la justicia, la armonía y la convivencia civilizada del pueblo dominicano, como lo soñaron Duarte, Sánchez y Mella, así como otros grandes patriotas y héroes nacionales.
En estos momentos, civilizaciones milenarias del Norte de África y Medio Oriente se ven estremecidas por el reclamo popular de alcanzar lo que en la República Dominicana hemos venido conquistando durante el último medio siglo: paz, democracia y libertad.
¡No permitamos que la dictadura y la barbarie vuelvan a enseñorearse jamás sobre el alma de nuestro pueblo, y hagamos de la Revolución Democrática dominicana en el Siglo XXI, un instrumento de poder en manos de nuestros ciudadanos y una herramienta de promoción de la justicia social, el respeto y la dignidad de la personas!
Saludamos la nueva composición de este Congreso Nacional, el cual, al ser elegido para los próximos seis años, no sólo goza de legitimidad democrática, sino de lo que parece ser una nueva categoría política: longevidad democrática.
Señores Legisladores:
Como consecuencia de la eficaz coordinación de la política monetaria y fiscal, la economía dominicana creció en el 2010, 7.8%, siendo una de las más elevadas de la región y superando de manera significativa las diversas proyecciones realizadas a principios de año, tanto por el Fondo Monetario Internacional como por el Banco Central.
El crecimiento registrado no sólo fue importante por su magnitud, sino además por la diversidad de sectores que abarcó.
En tal virtud, cabe indicar que el comercio creció en 13.6%. El sector bancario y de seguros, un 12.5%. El de la construcción, 11%. El de la manufactura local, 7.7%; y el de las comunicaciones, 8.3%.
Pero además, hubo otros sectores con un desempeño notable, como fueron los casos de hoteles, bares y restaurantes con un 4.7%; el de transporte y almacenamiento, con un 6.3%; el de energía y agua, con un 5.4%; y el sector agropecuario, con un 5.5%.
En lo referente al crecimiento, es importante resaltar el cambio de tendencia verificado en el sector de zonas francas. Por vez primera desde el 2006, ese sector registró un desempeño positivo, pues creció en 3.4%.
El año pasado se aprobaron 54 nuevos permisos para la instalación de empresas de zonas francas, las cuales realizarían una inversión de más de 3 mil 400 millones de pesos y contribuirían a generar 6 mil 600 nuevos empleos directos.
De igual manera, se autorizó la creación de cinco nuevos parques, los cuales realizarán una inversión superior a los 2 mil millones de pesos, lo que contribuirá, a su vez, a crear 3 mil 200 nuevos empleos.
Debido al alto crecimiento económico de los últimos seis años, el PIB corriente de República Dominicana, valorado en dólares, se ha más que duplicado, pasando de 22 mil 608 millones de dólares en el 2004 a 51 mil 657 millones de dólares en el 2010.
Eso equivale a decir que, en términos de generación de riquezas, hay ahora dos repúblicas y media en relación a lo que había seis años atrás, lo cual ha sido logrado, además, en medio de la más profunda crisis económica mundial de los últimos 80 años.
Como resultado de este crecimiento sostenido, la República Dominicana se ha convertido, ahora, en la novena economía de mayor tamaño de las 34 de América Latina y el Caribe.
La rápida expansión económica del 2010 situó el ingreso per cápita corriente en unos 5 mil 282 dólares, un crecimiento de 9.7% respecto al 2009.
A pesar de las presiones derivadas de los aumentos en los precios internacionales del petróleo, durante el 2010 la tasa de inflación acumulada alcanzó 6.24%, lo que constituye una muestra inequívoca del manejo adecuado de la política económica por parte de las autoridades.
En lo que respecta al sector externo, ha sido notable el comportamiento de las exportaciones de bienes, las cuales crecieron a una tasa de 20.3% en el 2010. Eso equivale decir, a un crecimiento de 1 mil 115 millones de dólares.
Igualmente positivo, sobre todo en el contexto internacional prevaleciente, se verificó en el turismo.
En este sector, la República Dominicana continuó siendo uno de los destinos preferidos en la región, recibiendo el año pasado 4 millones 124 mil 540 visitantes, unos 132 mil 240 más que en el 2009.
Esto permitió que los ingresos por concepto de turismo, ascendieran a 4 mil 209 millones de dólares, un incremento de 160 millones, es decir, un 4% en relación al año previo.
Ese crecimiento del sector turístico contribuyó a atenuar la caída de 47.3 millones de dólares registrada por concepto de remesas desde el exterior.
Al inventario de habitaciones turísticas, se adicionaron 2 mil 163 nuevas unidades, lo que completa la cifra de 69 mil 280 habitaciones, la mayor en la zona del Caribe.
La gran expansión de la economía el año pasado trajo consigo un crecimiento de las importaciones de bienes. Estas ascendieron a 15 mil 298 millones de dólares, para un aumento del 24.4%.
Esto fue motivado por un fuerte incremento de las importaciones de materias primas, bienes de capital y productos terminados, los cuales crecieron en 1 mil 611 millones de dólares.
De igual manera, ese comportamiento fue el resultado del aumento de la factura petrolera, la cual creció 786 millones de dólares, para situarse en conjunto en 3 mil 465 millones de dólares, un aumento de 26.8%.
A pesar del repunte de las exportaciones, el rápido crecimiento de las importaciones ocasionó que el balance en cuenta corriente de nuestras operaciones con el exterior registraran un saldo deficitario de 4 mil 435 millones de dólares, lo que equivale al 8.5% del PIB.
Sin embargo, en el 2010, a pesar de condiciones desfavorables a nivel internacional, como hemos señalado, el país recibió por concepto de inversión extranjera un monto superior a 2 mil 930 millones de dólares.
Esa cifra es superior en 1 mil 260 millones de dólares al monto recibido en el 2009, prueba de la confianza que merece nuestro país ante la comunidad internacional.
Todo esto contribuyó a un resultado de superávit en la cuenta de capital y financiera, que fue lo que permitió compensar gran parte del déficit en cuenta corriente a que hemos hecho referencia.
Al final del año pasado, las reservas internacionales del Banco Central alcanzaron su nivel más elevado de los últimos años al situarse en 3 mil 342 millones de dólares, un incremento de más de 490 millones de dólares respecto al cierre del 2009.
Aunque algunos detractores del Gobierno nos imputan un manejo del gasto público presuntamente dispendioso y despilfarrador, lo cierto es que durante el 2010 logramos cumplir la meta de déficit fiscal del sector público no financiero de 2.3% del PIB, conforme a lo establecido en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Esto implicó una reducción del déficit de 1.2% del PIB respecto al 2009, lo que representa unos 20 mil millones de pesos.
No obstante, esta cifra no revela la verdadera magnitud del ajuste que el Gobierno llevó a cabo.
En julio del 2010, se aplicaron recortes de gastos por un valor de 11 mil 400 millones de pesos, esto es, el 0.6% del PIB, para cubrir el déficit del sector eléctrico, provocado, en parte, por los aumentos en los precios internacionales del petróleo y la decisión del Gobierno de no transferir los mismos a la tarifa de los consumidores.
Adicionalmente, a fines del pasado año tuvimos que aplicar nuevos recortes para acomodar en el techo de gasto establecido para el año, un aumento de 10 mil 400 millones de pesos por concepto del pago de intereses al Banco Central, de acuerdo a lo estipulado en la Ley de Recapitalización de esa institución.
En total, los ajustes realizados por el Gobierno, sugeridos por el Fondo Monetario Internacional, alcanzaron 41 mil 800 millones de pesos, el 2.1% del PIB, con la particularidad de que se hizo de julio a diciembre del año pasado, es decir, en un período de tan sólo medio año.
Puedo afirmar sin lugar a equívocos, que en ningún momento de la historia financiera de la República Dominicana se había hecho un recorte del gasto público de manera tan severa y de esa magnitud, como el que realizó la actual Administración, con tal de mantener la estabilidad de la economía nacional.
En resumen, en el 2010 logramos cumplir con las metas de déficit público establecidas en las tres revisiones del acuerdo con el FMI, que conjuntamente con las llevadas a cabo del 2005 al 2008, constituyen una muestra inequívoca del manejo efectivo del gasto y de la política fiscal por parte de la presente administración del Gobierno.
Por otro lado, durante el 2010, el desempeño del sistema financiero dominicano se caracterizó por un fuerte dinamismo, acentuando la tendencia de consolidación de las actividades de intermediación financiera.
El Índice de Solvencia del Sistema Financiero se situó en 17.10%, superando en 7.1% el nivel mínimo requerido por la ley.
Los activos aumentaron un 15%, para colocarse en 101 mil 590 millones de pesos; y esa evolución se debió, fundamentalmente, al notable incremento observado en la cartera de crédito del sector privado.
La baja presión inflacionaria del año pasado, como hemos indicado, permitió que la tasa de interés del Banco Central para los depósitos remunerados de las entidades financieras se mantuviese, como venía ocurriendo desde finales del 2009, en 4%, su nivel comprobado más bajo.
Naturalmente, eso así, con el objetivo de incrementar el crédito al sector privado y estimular el crecimiento económico en base a la demanda interna.
Las medidas del Banco Central facilitaron que la tasa de interés activa para préstamos de los bancos comerciales continuara su tendencia de descenso, llegando incluso a realizarse operaciones en el sector vivienda a tasas por debajo del 8%.
En total, la cartera de créditos alcanzó el año pasado la cifra de 415 mil 943 millones de pesos, algo singular, la cual fue canalizada en favor de los sectores que generan empleos, dinamizan la economía y producen riqueza en la República Dominicana.
Durante el 2010 la depreciación del peso dominicano fue de tan sólo 3.3%, con lo cual se ha mantenido la competitividad externa de nuestra economía, en momentos en que gran parte de los países de América Latina, por el contrario, experimentaron fuertes apreciaciones cambiarias.
Asociado al tema de la política económica del Gobierno, con frecuencia también se escuchan voces agoreras que lanzan rayos y centellas en relación a la deuda pública y sostienen que respecto a este tema el país se enrumba hacia el abismo.
Nada más lejos de la verdad.
Un endeudamiento público excesivo conduce, de manera inevitable, a un proceso de devaluación de la moneda, de inflación, disminución de las reservas internacionales, aumento de las tasas de interés de los préstamos bancarios, aumento del riesgo-país y a la cesación de pagos o default.
En la actualidad, como ha sido expresado, la República Dominicana no enfrenta un proceso de devaluación ni pérdida de confianza en la moneda. De hecho, en el 2010 se colocaron bonos en el mercado internacional a la tasa de interés histórica más baja en este tipo de colocaciones, y el mayor nivel de endeudamiento para financiar el gasto público se ha hecho en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Esto refleja que el actual nivel de endeudamiento es sostenible y que, por consiguiente, no estamos en la antesala de un desmoronamiento de la estabilidad macroeconómica, como algunos, de manera siniestra, quisieran hacer creer.
A fines del 2010, la deuda del sector público alcanzó un 36% del PIB, lo cual equivale a unos 18 mil 200 millones de dólares.
Ahora bien, cuando se excluyen los pasivos por concepto de certificados y notas del Banco Central, la deuda del sector público no financiero sólo llega a 14 mil 405 millones de dólares.
De ese monto, 9 mil 309 millones de dólares, es decir, el 64.6%, corresponde a los compromisos externos, y 5 mil 096 millones, esto es, el 35.4%, a los internos.
Adicionalmente, cuando se elimina de este monto la deuda que ya ha sido transferida del Banco Central al Gobierno, es decir, el llamado déficit cuasi fiscal, en el marco de la Ley de Recapitalización, ascendente a 2 mil 351 millones de dólares, el total de deuda del sector público no financiero es sólo de 12 mil 054 millones de dólares, equivalente a un 24% del Producto Interno Bruto.
Así pues, medido como proporción del PIB, el monto de la deuda del sector público no financiero es menor en 5.1%, respecto al nivel de dicha deuda a fines del 2004.
La disminución en el nivel de deuda del sector público no financiero ha sido posible por una amortización que superó los 8 mil millones de dólares durante el período 2005-2010, un hecho que más que diatribas y censuras debería merecer el reconocimiento unánime debido a la responsabilidad y prudencia con que a través de estos años esta Administración ha manejado las finanzas públicas.
En síntesis, si se consolida la deuda del sector público, con exclusión de la del Banco Central, en realidad, la deuda ha disminuido, en términos relativos, de 48.2% del PIB en el 2004, a 33.3% a fines del 2010.
Leer discurso completo en sección especial de este blog: http://presenciadigitalrd.blogspot.com/p/discurso-rendicion-cuentas-l-fernandez.html
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