LEOPOLDO A. ESPAILLAT NANITA
Esta fue la lucha que se libró calladamente dentro, pero sobretodo fuera del país, con las dos versiones del Consejo de Estado. Balaguer volvió al poder porque siempre contó en Washington con un sector influyente a la hora de la toma de decisiones; además fue parte esencial en el fracasado golpe de estado de la CIA con el Grupo 30 de Mayo, según testimonios de sus jefes políticos, y siempre tuvo claro que su gestión debía obedecer al modelo que llegaba de fuera. Por eso se le mantuvo en el poder 22 años, mientras Bosch, condenado a un golpe de estado desde que ganó las elecciones, tuvo que marginarse de éste. Sus errores políticos realmente significaron poco, su suerte estaba echada.
Juan Bosch y el comandante Fidel Castro.
De ahí el desencanto de Bosch con la democracia volcado en su tesis de la ‘Dictadura con Apoyo Popular’, recibida como una despistada justificación de regímenes de fuerza como Trujillo o Fidel Castro en Cuba; y la base del pacto político Balaguer-Bosch denunciada por Gómez Bergés, complementándose en una mutual poder-oposición que mantuvo la estabilidad política del país a su conveniencia, con concesiones que el primero le hacía a los partidarios del segundo. Ésta explica porqué Balaguer, que transó el interés nacional tantas veces lo requirió su permanencia en el poder, a la hora de renegar definitivamente del nacionalismo, prefirió transferir esa tarea al partido de Bosch con Leonel Fernández en el poder.
Es preciso reconocer a la plutocracia, guia del proceso político de dominación concatenado y recogido en la historia dominicana -que he llamado ‘Hilo Conductor de la Geopolítica’ y es tema de otro análisis- la habilidad de alinear las fuerzas políticas, económicas y sociales para aglutinarlas en su provecho en cada fase de nuestro proceso histórico. Sabiendo que las fuerzas adversas a Trujillo en el exilio tenían fuerte influencia de la izquierda, y su sector más moderado era ‘izquierda democrática’, optaron por entregar el poder a las fuerzas social y económicamente ‘reaccionarias’ del país, es decir a los oligarcas y los trujillistas.
Rafael Filiberto Bonelly, presidnte Consejo de Estado.
Por eso el Consejo de Estado, ya sin Balaguer pero integrado por políticos trujillistas (excepto Reid Cabral y Tavares Espaillat, de la oligarquía ligada al complot del 30 de Mayo de la CIA), persiguió a los trujillistas que se negaron a dar el salto a UCN, y también por eso ninguna figura del exilio gobernó, y Bosch –que traía la misma tara ideológica- no debía gobernar.
Sabiendo que en torno a Balaguer se aglutinaría por protección (ignorando su vínculo con el 30 de Mayo) la base política, militar y económica de Trujillo: los miembros del Partido Dominicano, núcleo del Partido Reformista (luego adscrito al Socialismo Cristiano (PRSC); los militares más próximos a Trujillo, nucleados en el ‘Clan de San Cristóbal’; y la estructura económica formada en la dictadura, incluyendo a los socios de Trujillo; su retorno al poder impuesto en 1966 conllevó una coalición de enemigos políticos entre el PR, la UCN y el Grupo 30 de Mayo; con la cual Balaguer materializó la fórmula original de ‘Trujillismo Sin Trujillo’ y gobernó.
Con esa base militar y política, se entiende porqué Balaguer siempre negó saber o haber participado en el 30 de Mayo, cuyos miembros nunca lo delataron.
Según el testimonio del hijo de Estrella Sahdalá, éste desde la prisión, se negó a delatar a Balaguer describiéndole equívocamente como ‘su carta de triunfo’.
Balaguer confiaba en la ‘Omerta’ o ley del silencio, que reina en la mafia, para su tranquilidad. Es interesante que Balaguer, en el artículo de 1963 recogido en el libro, haya utilizado precisamente los términos plutocracia y oligarquía al referirse a las fuerzas que estaban determinando el curso de los acontecimientos y que le favorecieron.
La plutocracia, que siempre se ha entendido bien con los regímenes autocráticos, y mal con la autodeterminación propia de la democracia, que descansa en el pueblo; libra en estos momentos una guerra, tanto en EEUU contra el suyo, sujeto a la peor crisis económica -y consecuentemente política- de su historia; como contra el resto del mundo en desarrollo, cuyas economías y recursos controla y explota bajo el dominio económico neoliberal, contando con el control de los organismos multilaterales dependientes de la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional como factores de coerción, y las fuerzas internas entreguistas por convicción o corrupción, según afirma el afamado autor John Perkins.
Santo Domingo, R.D., domingo, 21 de agosto de 2011.
http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2011/8/20/200453/La-ley-del-silencio
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