miércoles, 21 de septiembre de 2011

Julio Cury: El pueblo lo sabe

Este país se está convirtiendo en inmenso cementerio. No pasa un día sin que la prensa reporte hechos de sangre. Cierto que las víctimas son dignas de lástima, pero de algún modo también lo son los victimarios, que no plantan cruces porque quieren, sino porque sucumben a sus mordientes privaciones económicas o a su impotencia en una sociedad de hirientes desigualdades.

Con cada hombre que pierde la vida en estos días de hondas conturbaciones, nos vamos muriendo también. Ernest Hemingway inició una de sus mejores obras con esta leyenda medieval: “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra... La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por eso, nunca preguntes por quien repican las campanas, porque ellas repican por ti”.

Es preciso sacudirse la indiferencia que tanto daño termina haciéndonos cuando el peligro cuaja en amargas realidades. La mejor manera de reaccionar sería exigiéndole al gobierno eficiencia en el gasto público para combatir el desempleo e impulsar el crecimiento sin inflación, pero sabemos que el esfuerzo devendría en estéril. Leonel Fernández puede ser un hombre bien intencionado, pero está rodeado de pequeños burgueses desesperados, cuyos afanes de escalar en el caracol social los motiva a aprovecharse de cada transacción, frustrando el bienestar común que la inversión pública está llamada a generar.

En cambio, Hipólito Mejía se opone con firmeza a que los funcionarios se queden con porcentajes del presupuesto. No es como la hoja del caimito, que tiene dos caras, y tampoco se anda con rodeos para tocar las llagas que ya han adquirido matices de tragedia entre nosotros. El pueblo está más claro que el agua: solo una alianza con el exmandatario asegura los cambios estructurales para recuperar la paz que hemos perdido. (juliocury@jottincury.com)

Santo Domingo, R.D., miércoles, 21 de septiembre de 2011.

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