IGUAL.- Hipólito Mejía no fue diferente a Leonel Fernández en eso de cambiar funcionarios, aun cuando en su caso no todos eran suyos, como lealtad primera, sino que algunos ocupaban sus posiciones en cumplimiento de compromisos de José Francisco Peña Gómez. El fenecido líder del PRD no llegó al poder, pero se sabía de antemano quiénes formarían su corte. Gente de dentro y de fuera. Mejía conocía de esa situación y no varió los designios de Peña Gómez. Pudo haberles concedido uno o dos años, pero quienes quisieron pudieron completar el período. Los que no, fue porque renunciaron. Por ejemplo, Hugo Tolentino, Virgilio Bello Rosa, Frank Guerrero Prats y Fernando Álvarez Bogaert. No obstante, vale decir que ese mantenimiento en altos cargos no fue meladaganario, sino consciente y consecuente. Sus colaboradores estuvieron sometidos a un riguroso y permanente escrutinio. Eran objeto de encuestas, frecuentes y diversas, y como lograban buena puntuación, los dejaba. Aunque sorprenden esos resultados, pues nunca una población es uniforme respecto a los más encumbrados servidores públicos….
EL AHORA.- La pregunta de los millones es cómo vendrá ahora, si será tan confiado como lo fue en el interregno 2000-2004, o aplicará mayor agilidad en el desempeño del gobierno en su conjunto. No bastan los ímpetus del superior. Se sabe que hay funcionarios que son de gasolina y otros de gasoil. Son muchas las iniciativas que se pierden, en el sentido verdadero de la palabra, en sus despachos. O que simplemente son puentes rotos: nada pasa. En esas disquisiciones, que parecen ociosas, pero siempre oportunas, hay equivocaciones. Se cree que su talante será el mismo de su anterior mandato, ya que muchos de sus colaboradores de entonces andan en campaña. Aunque no sea con responsabilidades mayores. Incluso, se creer que todo está repartido, que no queda nada, y que los que no amarraron a tiempo se quedaron fuera, es uno de los peores inconvenientes de campaña. La culpa es del propio candidato, que hace cosas medio locas, y que a unos complace y en otros provoca recelos. Los nombramientos en el aire. Cuando le dicen que fulano está disgustado, pregunta qué es lo quiere y le firma un papel a manera de compromiso…
LOS ERRORES.- Existe la opinión contraria. De que si vuelve, sorprenderá a muchos, si no a todos. Entre ellos a quienes se creen seguros de que ocuparán determinadas posiciones. Tal vez no se proponga, como Danilo Medina, lo que nunca se hizo, pero sí evitará cometer muchos de los errores del pasado. El retorno de Mejía a la arena política fue primero que todo un acto de contrición. Reconoció que no jugó de la mejor manera en la ocasión anterior, y que si le dan una segunda oportunidad, no puede fallar. Sabe que hay una crisis, pero a los políticos las crisis no les preocupan más que como elemento de discurso cuando están en la oposición. Si el fundamento de sus éxitos políticos reside en el manejo torpe de quienes ocupan el poder, la confianza hará el milagro. La población a veces se conforma con más política. Mejía, si cambia en la campaña, también cambiará en el gobierno. Se dirá que esa es una apreciación sin contenido, algo así como un pálpito. La verdad es que Mejía, contrario a lo que se cree, no es una locura de perredeístas…
LOS SECTORES.- El posible cambio de Mejía no solo lo creen los ahuizotes de la calle, que se contentan con el can de “llegó Papá”, sino los sectores que acogieron desde el principio su proyecto y lo ayudaron a vencer las dificultades internas. No debe olvidarse que Mejía se impuso primero afuera y después adentro. Incluso fue acusado de auxilios externos. Fueron esos apoyos que no se ven los responsables de su éxito político. Muchos se resisten a reconocer su mérito, pero Mejía escenificó el más sorprendente “come back” de la política contemporánea. No hay que citar nombres para evitar irreverencias. Pero lo cierto es que partió desde más abajo de todos los casos que se recuerden. ¿Un dos, un cuatro, un seis por ciento? Y superó a quien tuvo en un momento casi el cien por ciento. ¿Noventa y cuatro por ciento? Esa hazaña no se logra con relajo, ni con carisma, ni con la torpeza del contrario. Esa proeza se alcanza con respaldos fuertes y contenidos de sectores, que no solo de personas. Esos grupos, muy definidos, son los que por ahora creen que Mejía puede hacer una reconversión asombrosa desde el poder… ( orlandogil@codetel.net.do)
Santo Domingo, R.D., miércoles, 21 de septiembre de 2011.
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