EDUARDO ÁLVAREZ
Pongamos las cosas en una balanza. Los recursos del Estado, por lo pronto. Hagámonos de cuentas que usted y yo debemos tomar una decisión fundamental, escogiendo una de dos opciones. Entre las siguientes alternativas, escojamos las que convengan a las mayorías.
Condonar y dar facilidades a productores agrícolas, pequeños y medianos, u ordenar al Banco de Reservas prestar 50 millones de dólares a un aventurero español llamado Arturo del Tiempo Marte, hoy preso y acusado de lavado y tráfico de drogas.
Destinar un 4% para la educación, como manda la ley, u ordenar al Banco de Reservas prestar 20 millones a un dirigente político de oposición para neutralizarlo y fraccionar su partido.
Construir escuelas, hospitales, centros deportivos, caminos vecinales y acueductos rurales o imponer trenes y túneles sin otra función que no sea la de entaponar vías secundarias, perpendiculares a las principales, dispuestas sólo para enriquecer a dos o tres funcionarios.
A falta de pupitres, estudiantes dominicanos se sientan y utilizan de escritorio bloques de cemento. El gobierno del PLD hace galas de la estabilidad macro-economica.
Ir en auxilio de miles de familias que no han inscrito a sus hijos para el presente año escolar por falta de recursos o comprar políticos para dividir y destruir adversarios.
Promover el empleo dando facilidades a los inversionistas turísticos, agrícolas y de zonas francas o incentivar a los jóvenes a tomar el camino fácil de negocio de las drogas, dando el mal ejemplo de la corrupción y la impunidad frente a tales actos.
Arturo Del Tiempo, preso en España por traficar 2,500 kilos de cocaína embarcadas desde República Dominicana, posa junto al presidente Fernández en una visita que, junto a su hijo, hizo a Palacio. A la derecha, la torre Atiemar.
Ni decir de los altos precios de la comida, la falta de viviendas, tarifa de los combustibles y la energía eléctrica, componentes esenciales, fuera del alcance las clases medias y bajas, que si seguimos, no paramos.
Sin tener que caer en el extremo de ver dioses y diablos, nos hemos limitado a mencionar unas cuantas medidas cuyos beneficiaros y propósitos saltan a la vista. ¿Cuáles favorecen a todos y cuáles a dos o tres? De eso se trata al momento de elegir entre Hipólito y Danilo. Uno representa un futuro esperanzador. El otro, un oscuro y palpable presente. Tan simple como eso.
Santo Domingo, R.D., Sábado, 03 de septiembre de 2011.
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