sábado, 19 de mayo de 2012

El discurso de cierre de campaña


JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ 

El discurso de cierre de campaña de Hipólito Mejía se convirtió en una razón más para votar por el Partido Revolucionario Dominicano, para marcar su cara en la casilla uno. Se trató de una pieza oratoria propia de un hombre maduro, sensato, experimentado, que sabe lo que debe hacerse para iniciar un proceso de transformaciones que conduzcan al desarrollo de la nación. 

El discurso de Hipólito tuvo un contenido profundamente esperanzador. Habló el estadista, el hombre que no guarda rencor para no enfermar su alma, el hombre sereno, generoso en la victoria que se acerca, capaz de perdonar a sus más enconados adversarios. 

Hipólito no le habló sólo al pueblo perredeísta. Les habló a todos los que aman su país. Les habló de un gobierno de unidad nacional, de utilizar a los mejores hombres y mujeres no importa en donde se encuentren ubicados políticamente. 

El discurso de cierre de campaña de Hipólito sirvió para delinear los ejes fundamentales de lo que será su nuevo gobierno en materia de educación, salud, empleo, vivienda, alimentación, economía y seguridad ciudadana. 

No hubo ofensas ni maltratos. No hubo insultos ni atropellos contra nadie, ni siquiera contra los canallas que orquestaron una campaña sucia y rastrera en su contra. 

Este país –dijo- precisa del concurso de todos para poder sacarlo a flote de la terrible crisis, no solo económica, sino moral, en que lo hundió el gobierno del PLD que encabezó Leonel Fernández. 

Un hombre solo – dijo- no puede hacer lo que hay que hacer en lo adelante, ni siquiera un solo partido. Es necesario propiciar un gran pacto, un acuerdo entre todas las fuerzas políticas y económicas que desean un mejor país para todos. 

Hipólito está dispuesto, como Presidente, ser un ente proactivo, un catalizador de ese gran pacto nacional que le garantice a todos educación, salud, vivienda, empleo y comida. Hipólito marcará un antes y un después. Estoy seguro. 

Hipólito habló con el corazón. Habló como un estadista, un demócrata, un soñador, un hombre de bien, un patriota. No lo vi como un candidato, lo vi como un hombre preocupado por la situación de su país. 

Después de verlo estoy convencido de que si alguien hará lo que nunca se ha hecho en el país, ese es Hipólito. Si alguien está en capacidad de continuar lo que está bien y corregir lo que está mal, ese es Hipólito. ¡Nadie más! Porque Hipólito no tiene compromiso con el pasado, ni con la corrupción. Porque es un hombre honesto, que no se ha robado un peso del pueblo dominicano. 
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El discurso de cierre de campaña, insisto, fue un discurso esperanzador. Su lenguaje corporal transmitía paz, seguridad y confianza. Hipólito despejó cualquier duda, cerró cualquier resquicio sobre su capacidad para gobernar bien, para gobernar con sentido de justicia y de equidad. 

Hipólito demostró que representa el cambio verdadero, el cambio seguro, el cambio que garantiza un gobierno que no será cómplice de la corrupción, del narcotráfico, de la delincuencia y el crimen organizado. 

Hipólito habló como habla un presidente, un estadista. 

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