miércoles, 29 de agosto de 2012

El tema de los empleos y caso de los generales


INCONTENIBLE.- No hay dudas de que el clientelismo le quedó grande a este gobierno, y que ante el acoso, la embestida y la desesperación de los interesados en un empleo público, no tuvo más remedio que mandar a frenar un movimiento aparentemente incontenible. El presidente Danilo Medina lo dijo, pero no le creyeron. Siguieron tocando la puerta, y en ocasiones, empujándola. Gustavo Montalvo quiso arreglar la carga y se le fue a tierra, pues las advertencias de Roberto Rodríguez de Marchena hizo que su burro corcovara. Este fue contundente una primera vez sobre  cancelaciones, y como si quisiera imponer una autoridad que le viene del jefe de Estado, reiteró su posición, la cual, por el momento, hay que aceptar como oficial. Aunque las palabras del vocero confunden, o crean escenarios indebidos, como si el nuevo régimen tuviera semántica propia. Entre sus miembros se hablara un lenguaje que solo los iniciados podrían entender, y que por lo visto no son muchos. El presidente Medina habló de sombreros y el ministro Rodríguez de Marchena de zapatos...

SOMBREROS, ZAPATOS.- El presidente Medina habló de sombreros, que es una prenda que se usa para cubrir la cabeza, y su vocero Rodríguez de Marchena, de zapatos, que es otra prenda, pero para proteger los pies. Uno dijo que no había sombreros para tantas cabezas y el otro pidió que no trataran a los empleados como zapatos. Aunque el problema no es la prenda, sino el propósito, que fue el mismo en ambos casos: no hay cabida para todo el que quiere una posición en el gobierno y tampoco pueden provocarse vacantes de mala manera. La posición del mandatario y su portavoz parece lógica, y racional, pero no justa. Lo están diciendo ahora, cuando los dos ocupan altos cargos, pero en campaña otros fueron los giros. Mientras el candidato opositor Hipólito Mejía prometía a sus votantes “un mejor país, pero para todos”, el oficialista Medina convencía a los suyos de que se trabajaba para ganar, pero también para gobernar. Como hacían falta cabezas, y la lucha que se libraba era crucial, nadie pensaba en sombreros. Y mucho menos en zapatos...

LOS PEDREGONES.- El tema de los generales se fue al limbo y ya nadie habla de los muchos que no tienen nada que hacer. Ese es un malestar que lleva algunos años y nadie creyó en que podía darse con una solución de un día para otro. Incluso, el proyecto aprobado a medias no será más que la excusa impropia de los maleducados. Los militares se cuentan entre risitas su buena suerte. La pieza irá a una comisión que encabeza el diputado oficialista Elías Serrulle, y piensan que en mejores manos no podía estar el pandero, ya que este legislador, antes de ser político, fue marino, y hay una fraternidad que se practica o se mantiene cuando conviene a sus fines. En este caso sería la filosofía del Gatopardo: que las cosas cambien para que todo siga igual. La movida de los coroneles estuvo bien de parte del ministro de las Fuerzas Armadas, pues calma los nervios de los oficiales que observan dentro de los cuarteles un panorama parecido al de las calles de la Capital, de lento transitar debido al entaponamiento de vehículos. Si esos pedregones no son removidos, no habrá espacio para ascender...

EL ENCANTO.- Este contar a los generales y destacar los muchos que no hacen nada  en las calles y mucho menos en los recintos, forma parte del nuevo encanto de hacer lo que nunca se ha hecho. Que no es lo que puede decirse de los rangos inferiores, que es el can de esta semana. Se informa que se hace una especie de levantamiento para saber dónde están los guardias y los policías, ya que se descubre por enésima vez que son muchos los que cobran, pero pocos los que prestan los correspondientes servicios. La iniciativa, se dice, es del presidente Medina. Pues bien, la diligencia parece buena, pero es otra pérdida de tiempo. La última vez que se pasó lista, cuando Franklin Almeyda fue ministro de Interior y Policía, dijeron presente 13 mil de un total registrado de 33 mil. Esto es, que 20 mil policías estaban fuera de los cuarteles. Ahora, cuando entraron a considerar, solo en Educación había 9 mil haciendo tareas diversas. En una sola tienda, para poner otro ejemplo, había 12. Y así, así. No se resolvió nada, todo siguió igual, y Almeyda, por una acción correcta, pero los afectados  consideraron necedad, se ganó por lo bajo el sobrenombre de El Civilón...
Santo Domingo, R.D., miercoles, 29 de agosto de 2012.

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