miércoles, 1 de agosto de 2012

Embotelladora Nacional



Julio Cury 

El título de este artículo no promueve a ninguna empresa fabricante de gaseosas, sino que refiere el patrón paternalista de esta gestión agonizante. En el argot popular, “botella” es toda posición en el gobierno desprovista de contraprestación laboral efectiva que justifique su remuneración. La Real Academia Española le reconoce esta acepción, pero limita su uso a Panamá, Perú y Costa Rica, acaso como si fuese escasa la cantidad de empleados parasitarios que figuran en nuestra nómina pública.

No hay una sola institución que no esté sobrecargada de asalariados innecesarios. A decir verdad, se trata de una de las maneras más irresponsables de retribuir a quienes sufragan por el candidato del partido oficialista, ya que las consecuencias fiscales y macroeconómicas son gravísimas. El cambio de mando del próximo 16 está abriendo muchas interrogantes, y una de ellas es si el eslogan “hacer lo que nunca se hizo”, cobrará vigencia para enterrar esta práctica inveterada que nos empobrece como nación. 

No me atrevería a adelantar una respuesta, pero ojalá se anime Danilo a hacerlo, porque está bueno ya promover la vagancia como medio de vida. Aunque fue quien las estrenó en nuestro país, Joaquín Balaguer debe sentirse tranquilo, pues su pichón echó plumas y le quebró la marca. Son tantos los cheques con cargo al erario que cobran “padres de familia” sin dar un golpe de karate, que pudiera asegurarse que instituyó la Embotelladora Nacional como base de sustentación de sus frustrantes administraciones.

Santo Domingo, R.D., miercoles, 01 de agosto de 2012.

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