JULIO CURY
Hemos esperado 90 días que han parecido una eternidad,
solo para preguntarnos si las promesas de bienestar formuladas en campaña por
Danilo no se quedarán en el tintero. Sería una señal alentadora si conformase
su gabinete con gente decente. Si trae postalitas repetidas, las esperanzas se
desvanecerán mañana.
Muchos creen,
entre ellos el autor de este trabajo, que no seleccionará a manera de “tin
marín de do pingué”, ni tanto menos en base a la demostración de
incondicionalidad que resultó penosamente determinante para acceder a funciones
públicas durante los 8 años que finalizan. Ojalá también que el presidente
acierte a cumplir con uno solo de sus tres lemas de campaña, y si me dieran a
elegir me inclinaría por el de “hacer lo que nunca se hizo”.
El presidente Leonel Fernández junto a Danilo Medina en el acto en que este ultimo fue proclamado candidato presidencial del PLD.
Y es que la solución de muchos de los problemas que nos
agobian depende de hacer lo que Leonel no hizo, y muy particularmente de
adecentar la administración pública. No obstante, el exmandatario asegura que
debemos agradecerle, pero resulta que el contrapunto de su discurso de
modernidad y desarrollo son los traumas del país, y para muestra un botón: 4
millones de dominicanos viven en la pobreza, incluido medio millón en la
extrema pobreza.
Sin que me mueva ningún instinto escatológico, repaso los
nombres de algunos funcionarios, articulados en ósmosis por intereses
bastardos, y concluyo que enfangaron el país en la corrupción. Absolutamente
nada hizo por evitarlo Fernández, quien ningún parecido guarda con Aquiles,
como alegó recientemente uno de sus áulicos. Es un ser humano, y como tal,
rehén de ambiciones y complejos, de pasiones y egos. En síntesis, la Nación,
con mayúsculas, fue humillada. Quiera Dios que Danilo liquide sus despojos y
que dentro de 4 años pueda exhibir evidencias de progreso sin comillas, y sobre
todo, que no tengan varilla, cemento ni asfalto.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 15 de agosto de 2012.
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