jueves, 9 de agosto de 2012

La experiencia de Don Emilio


Medina era una suerte de Primer Ministro en gobiernos de Leonel

ATISBANDO
BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO

Traté de cerca a don Emilio Rodríguez Demorizi durante la guerra de Abril de 1965. El hombre era un pozo de sabiduría, un profundo conocedor de los intríngulis de la política vernácula. Era un gusto compartir con él mientras esperaba asistir a una reunión de la Comisión Negociadora del Gobierno en Armas presidido por el patriota Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Don Emilio, con su eterno traje negro, su impoluta camisa blanca,  tocado por un sombrero gris, su paso lento y habla pausada, tenía una anécdota interesante para cada situación.

En estos días lo he recordado mucho puesto que habrá un relevo en la Presidencia de la República con la toma del poder por Danilo Medina. 

Todo cambio de gobierno crea expectativas en el país aunque  quien suceda al mandatario que sale sea un miembro de su propio partido, como es el caso actual.

Por supuesto, en el caso actual, hay más expectativas en la prensa que en la población,  puesto que el que viene fue el armador de los gobiernos del que se va. Ello permite pensar, con certeza o no, que una gestión se parecerá tanto a la otra que puedan confundirse cuando llegue el juicio del tiempo.

En estos días hemos visto algunas señales que nos obligan a recordar las anécdotas que nos contaba don Emilio con el telón de fondo del sonido de los disparos de las ametralladoras.

Danilo Medina Sánchez. 

No olvidemos que Danilo Medina era una suerte de Primer Ministro en los gobiernos de Leonel Fernández en los que participó, era el armador del juego de manejo del poder. Ese fue su papel, ese su aprendizaje, esa su práctica.

Si para muestra basta un botón, recordemos que Danilo Medina era el todopoderoso Ministro de la Presidencia cuando Leonel tuvo la ocurrencia y comenzó la construcción del Metro de Santo Domingo, sin que mediaran estudios sobre soluciones más económicas y menos traumáticas para la economía.

El futuro Presidente Medina es fruto de la política desde sus tiempos de estudiante cabeza caliente hasta entrar al redil de Bosch, donde debió morigerar sus ideas extremistas.

Fue de los arquitectos del Partido de la Liberación Dominicana y como tal ha ocupado importantes posiciones en el aparato partidario y en los gobiernos encabezados por su organización.

Ahora que el Congreso quiere mantener privilegios salariales, recuerdo aquella anécdota recogida por don Emilio en “Cuentos de política criolla”: los que derrocaron el gobierno organizan un desfile por la calle El Conde, y la gente ve que quienes  encabezan la caminata son miembros del gobierno anterior, de un balcón surgió el grito: ¡son los mismos!

Le toca a Danilo demostrar si hay diferencias positivas.

Santo Domingo, R.D., jueves, 09 de agosto de 2012.

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