AMPARO CHANTADA
Los desastres naturales han evidenciado, no solo las inequidades pre-existentes en nuestra sociedad, como las relaciones de poder - socio- económico y político - sino también la inequidad de género.
El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) emite cifras escalofriantes sobre los evacuados, las comunidades incomunicadas y viviendas afectadas por la tormenta.
Reflexionar sobre la inequidad de género es pensar en los roles de género que conducen a una división del trabajo que asigna a las mujeres tareas tradicionales a su condición, pero que se duplican cuando éstas son además jefas de hogar y deben asumir no solamente la reproducción de la familia, sino también la generación de ingresos.
Las catástrofes naturales evidencian que no solo afectan a las familias pobres del país, ubicadas en terrenos marginales ecológicamente, sino también a las mujeres jefas de hogar que deben enfrentar solas, con sus hijos, las angustias que provocan la llegada de esos fenómenos: las tareas de recoger los trastes, subirlos para ponerlos a salvo, cubrirlos, amarrarlos, guardar alimentos, los animales, los documentos familiares, el dinero y la vestimenta y ponerse a salvo para sobrevivir, donde esperaran que pasen los vientos, las inundaciones y los riesgos.
Cuando salgan, tendrán que volver a empezar desde cero.
Los desastres naturales son el resultado de procesos sociales multicausales, consecuencia, a su vez, de condiciones vulnerables preexistentes construidas socialmente a través del tiempo y en el territorio, de manera diferente, que se ven expuestas al impacto de un peligro o amenaza natural y cuyas consecuencias provocan daños y muertes considerables a la población, su organización socio política, su economía y su entorno construido y/o ambiental.
Es fácil entender que una mujer damnificada, con una numerosa familia sufre, además de los daños materiales, trastornos sicológicos que agravaran sus condiciones materiales para la superación de esas situaciones, post-desastres naturales. Es por eso que la nueva gestión de desastres naturales deber comprender un manejo interinstitucional, multisectorial e interdisciplinario, dirigido a tomar acciones preventivas y correctivas que deben superar y anticipar la sola preparación para la emergencia y evitar a toda costa reconstruir viejas vulnerabilidades o construir nuevos riesgos.
Sabiendo que en la sociedad dominicana existen muchas mujeres jefas de hogar, ya debemos pensar en las políticas a adoptar para manejar los desastres naturales como una oportunidad de cambiar procesos que disminuyan los riesgos de desastres y la vulnerabilidad de la mujer jefa de hogar y su familia.
Santo Domingo, R.D., viernes, 31 de agosto de 2012.
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