BONAPARTE
GAUTREAUX PIÑEYRO
El hombre inteligente”, decía mi padre Julio Gautreau,
“pregunta lo que ignora”. El filósofo empleaba el interrogatorio, el diálogo,
la conversación con un interlocutor,
como método en la busca de la verdad.
En nuestro país hay demasiadas preguntas sin respuesta o
con respuestas conocidas pero con temor, falta de valor, cobardía para
decirlas, airearlas, contestarlas.
A finales de la década de 1980 comencé a señalar, a
decir, a llamar la atención, a denunciar, que el problema fundamental de
nuestro país era la pérdida de la brújula moral.
Porque en materia de moral es como en materia de vacunos,
un ejemplar es o to’ toro, o to’ vaca. No hay medias tintas, o se rinde culto a
la moral o se es inmoral, absolutamente.
Nadie es medio
ladrón.
En veces intento explicar, sin ningún éxito, que dada la
multiplicación de la población, si antes había un caso de un hombre que cometía
uxoricidio, asesinar a su mujer, ahora hay decenas de casos, como si se tratara
de una hemorragia.,
Si, antes los tígueres vivían en los barrios marginados,
ahora son senadores, diputados, ministros, embajadores, generales.
Hasta presidentes soslayan la moral y llegan a pensar que
todos sus actos quedan bendecidos por haber sido elegidos para la posición,
como si no importara el uso indebido de recursos del gobierno, la compra de
votos, el uso de la fuerza militar y policial y muchos etcéteras.
Diogenes, lampara en manos, en busca del hombre honesto.
En ocasiones lo que ocurre es que los pueblos no tienen
forma de dar a conocer su opinión porque hay medios que seleccionan cuidadosamente
lo que debe publicarse para que se mantenga la situación.
La frase de José Enrique Rodó “la herejía de hoy es el credo de mañana” se
aplica, como un traje a la medida, a la conducta de quienes ayer denunciaban la
falta de honradez en el manejo de los
fondos públicos, aquellos que amenazaban con el empleo de una guillotina moral
para adecentar, limpiar, el ejercicio político en el país y ahora se solazan
mientras nadan en fortunas mal habidas al amparo del poder.
El credo de aquel Leonel Fernández y muchos de sus
compañeros no tiene nada que ver con su paso por el gobierno.
Pasar de la pobreza a la riqueza, sin ganar un premio de
lotería, y además atreverse a presentar declaraciones de bienes permite
preguntar ¿quién y con qué derecho mandó la moral de vacaciones?
Santo Domingo, R.D., jueves, 27 de septiembre de 2012.
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