IGNACIO NOVA
El título parafrasea a uno de nuestros grandes.
Especialmente a César Nicolás Penson.
Junto a José Pantaleón Castillo, cumplía la encomienda de
realizar un inventario de la poesía en Santo Domingo por encargo del Ministerio
de Justicia e Instrucción Pública, como miembros de una comisión integrada por
sus acompañantes Federico Henríquez y Carvajal, Salomé Ureña de Henríquez y
Francisco Gregorio Billini. El Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, a
su vez, debía remitir a la Real Academia de la Lengua Española, en ocasión del
cuarto centenario del descubrimiento de América, un inventario y valoración de
la producción literaria vernácula. El texto conformó la emblemática antología
“Reseña histórico-crítica de la poesía en Santo Domingo”, recibida el 21 de
febrero de 1892 por las embajada española en la Santo Domingo como contribución
dominicana a la “Antología de poetas hispanoamericanos”, compilada por
Marcelino Menéndez y Pelayo.
Obviamente que la selección fue de la comisión. El texto,
de César Nicolás Penson y José Pantaleón Castillo.
Cesar Nicolas Penson y Tejera.
Señalaron, sin dobleces, una de las razones: “Había una
sola imprenta que era propiedad del Estado en que se publicaban periódicos
políticos (o pseudos-políticos) y literarios entremezclados de asuntos
generales”.
Salome Ureña de Henríquez.
Caracterizando el período afirman los autores que “La poesía
de la primera época del período contemporáneo es, en lo general, de imitación
romántica, pues la República nació en pleno romanticismo”.
Deseo poner en vigencia el término “imitación”. Y
entender por “poesía” todo el arte, la cultura.
Allí donde el autor encuentra méritos insoslayables como
“Eflorescencia de sentimientos, y rico caudal de poesía y originalidad, en unos
géneros más que en otros”, también registra, lamentablemente, el “extravío de
la imaginación y desorden de principios y métodos artísticos”. Lo que lo hace
concluir: “mezcla bizarra de aciertos y desvaríos” (p. 27).
Francisco Gregorio Billini.
César Nicolás Penson y José Pantaleón Castillo son los
primeros en señalar el camino penoso de la participación gubernamental en la
cultura.
Afirman que “Los gérmenes de la verdadera poesía,
fecundados por la inspiración nueva de una generación emancipada (Ö) ahí quedaron para mejores días”.
Señala el fracaso oficial en el sector: “I como por
desgracia, no sucedió, según era de esperarse, que un gobierno ilustrado y paternal
que debía surgir de la popular Junta Gubernativa instalada en la puerta del
Conde, rigiese los destinos de la Patria; sino que se inauguró el despotismo
soldadesco, con su reata de suspicaces recelos y persecuciones; de ahí que no
pudiera organizarse la instrucción pública ni hallasen campo ni objeto las
artes y las letras para sus espontáneos vuelos”.
De manera que el autor, a pesar de inventariar sociedades
literarias, surgimiento de periódicos, enumerar conferencias pronunciadas y
escuelas establecidas no deja de lamentarse: “En cuanto a géneros literarios,
debemos confesar que somos aún bastante pobres” (p. 33).
Francisco Henriquez y Carvajal.
Aparte de la desidia oficial y el estado inicial del
desarrollo local, explica las razones del escaso desarrollo cultural en lo que
sufren intelectuales y artistas desde entonces a hoy: “los rudos embates de la
suerte”. Estos impedían a los artistas “desarrollar sus grandes recursos
intelectuales, cuando hubiera(n) podido alcanzar no escasos triunfos”.
Desde la Primera República el ideal del gobierno mecenas
no hace más que acumular frustraciones en los idílicos poetas que, finalmente,
bajo la beocia perdieron la voz de la grandeza y la belleza.
Los autores no abandonan la esperanza y presentan un
saldo positivo, una perspectiva positiva: “Otras épocas vendrán de renacimiento
literario fecundo, cuando la República logre alcanzar días más bonancibles, la
instrucción pública se difunda y cobren las letras la importancia y el
esplendor que requieren. Mientras tanto, ya tiene elementos bastantes, poetas
dignos de tal nombre, y echadas las
bases de su literatura propia” (p. 36).
Desde entonces el país ha obtenido todo eso. El
resultado, sin embargo, ¿es halagüeño?
Santo Domingo, R.D., jueves, 27 de septiembre de 2012.
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