JULIO CURY
Para terminar la ejecución de un sinnúmero de obras
públicas, Carlos Salinas de Gortari aumentó de tal manera el gasto durante el
último año de su mandato, que el déficit presupuestario superó el 7% del PIB.
Para financiarlo, emitió los célebres
“Tesobonos”, eufemismo con el que denominó los pagarés en dólares a un interés
de hasta un 34.5% anual.
El asesinato de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de
1994, sembró pánico entre los inversionistas, que se apresuraron a canjear sus
“Tesobonos” hasta dejar sin reservas al Banco de México. La crisis que se
incubaba demandaba ajustes drásticos, pero Salinas, interesado en preservar su
popularidad, se cruzó de brazos, dejándole a su sucesor una bomba de mecha corta.
La crisis financiera que estalló se conoce como el “Efecto Tequila”, y Salinas,
sindicado por el pueblo mexicano como el culpable, tildó de traidor a Ernesto
Zedillo, también del PRI.
Coincidencias al margen, lo cierto es que el FMI acaba de
certificar que el déficit fiscal del país es alarmante, con la agravante de que
no es posible financiarlo con empréstitos, puesto que la deuda pública frisa ya
los 25 mil millones de pesos, esto es, 16 mil millones más que lo que debíamos
en el 2004. Es obvio que la versión de progreso del exmandatario ha resultado
un espejismo; además de endeudarnos hasta las cejas, dejó en rojo las cuentas
públicas, sin olvidar que subió de un 12% a un 16% el Itbis y, peor aún, un
67.6% el selectivo a los combustibles.
Las aclaraciones son oportunas para vencer los análisis
interesados de estos y muchos otros pecados económicos de la administración de
Leonel.
Santo Domingo, R.D., miercoles, 26 de septiembre de 2012.
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