PANCARTA
Raúl Pérez Peña (Bacho)
Quien se equivoque en la interpretación de las
actuaciones y comportamientos gubernamentales carece de información, enjuicia
con ingenuidad, o porque quiere o se hace el tonto.Se puede agregar que no ha
vivido en este país quien no evalúe la conducta oficial a partir de esta ajada
sabia popular: “de tal palo tal astilla”.
Los nueve meses de embarazo que culminaron con el
parto del 20 de mayo son más que suficiente para descifrar el gobierno de
Danilo Medina.
En Santiago y otros lares decían que en la
culminación de la gestión de Fernández se actuaba “a la franca” con el abuso de
los recursos públicos para asegurar el arribo de Medina al poder, no importa
que el oficialismo apareciera en ropa interior.
Mucho antes habían quedado como historia para
principiantes en el PLD cualquier cosa que se pudiera confundir con pudor y
escrúpulos.
¿Dónde estaban los titulares de la boleta morada
durante esos nueve meses del volcán OTAN? Entonces, todo lo sucedido fue bien
conocido por los beneficiarios del triunfo del mismo Estado que había sido
denunciado por Medina al saborear la “canela fina” años atrás.
El derrotero del “impuesticidio” lo presenta
improductivo y traumático para las mayorías dominicanas, que están siendo
empujadas a una incertidumbre de repercusión imprevisible.
Lo que se ve venir no necesita lentes.
Mientras tanto, crece el reclamo colectivo de que
el gobierno no se haga el loco con los responsables reales del déficit que
acogota el país.
Santo Domingo, R.D., domingo, 28 de octubre de
2012.
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