Miguel Ceara-Hatton
En los últimos años se ha registrado un flujo de inversión extranjera impresionante. Sin embargo, hoy día uno se pregunta si ese es un indicador de éxito o de penetración de maleantes y aventureros que se benefician de la debilidad institucional para el lavado de activos. Un riesgo creciente que el país parece no estar en condiciones de enfrentar.
De hecho los últimos escándalos de inversiones de lavado que buscan refugio en el país han sido destapados en el extranjero y no por el esfuerzo de las autoridades locales. Es legítimo preguntarse cuántos maleantes están escondidos en el territorio nacional, comprando apartamentos lujosos, tierras en playas, invirtiendo en hoteles y haciendo negocios en el país. No me cansaré de repetir que no toda inversión extranjera es buena. El país no puede aceptar a cualquiera que venga ofreciendo villas y castillas, o espejitos y cascabeles.
Un país con instituciones tan débiles y con tan baja calidad del capital humano a la larga lo que convoca es al capital de alto riesgo que busca una rápida rentabilidad. No nos podemos engañar, aunque nos digan maravillas de la economía del país, generando un falso optimismo. A los políticos les encanta escuchar cantos de sirena, aún a sabiendas de que los indicadores sociales e institucionales indican otra cosa. No es casual que el Foro Económico Mundial diga que el principal problema para hacer negocios en RD es la corrupción.
El sistema político es el principal responsable de la debilidad institucional. Instituciones fuertes están en conflicto con la forma actual de funcionamiento del sistema político; son opuestos. Una niega a la otra. Ese parecería ser el atractivo del capital extranjero, la debilidad institucional y falta de vigilancia en el cumplimento de normas.
Esos inversionistas hacen aquí lo que no se les permite en sus países de origen.
Santo Domingo, R.D., jueves, 18 de marzo de 2010
http://www.clavedigital.com/App_Pages/opinion/Firmas.aspx?Id_Articulo=17156


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