Luis Pérez Casanova
El lío con los precios del azúcar expone la amarga realidad de un aparato productivo colapsado y de un mercado interno desamparado. La crisis del dulce es tan emblemática que no es necesario tomar en cuenta el desplazamiento de República Dominicana como primer exportador de banano orgánico a la Unión Europea.
Que de una potencia en la producción y exportación de azúcar el país haya pasado a importador no es ni siquiera lo peor.
Lo grave es la distorsión del mercado en el perjuicio de los consumidores aupada, según todas las evidencias, por las propias autoridades. Hoy el azúcar refino, cuya importación se autorizó para evitar escasez y sobreprecio a causa del supuesto incremento de la demanda del mercado haitiano, tiene dos precios, de los cuales el más abusivo es el de los consumidores.
Para el sector industrial, según la Federación Dominicana de Comerciantes, se autorizó el precio de 1,700 pesos el saco de 125 libras, pero para el detallista la tarifa es de 1,875.
Pero tampoco es todo, pues de acuerdo con Iván García la distorsión en los precios implica un aumento de 600 pesos, que es sin duda el determinante del alza que sufren los consumidores.
Las importaciones, con las que se favoreció al sector industrial, sugieren que sólo se cumplió con las 200 mil toneladas de la cuota de exportación, pero no con la producción para el mercado interno, cuyo consumo se estima en 350 mil toneladas de crema y refino.
Esto así, porque resulta muy extraño que de un tradicional suplidor del mercado haitiano sea precisamente ahora cuando se sienta una supuesta presión que induzca a unas importaciones que, aparte de no evitar aumentos, se han convertido en manzana de discordia. Lejos de equidad sobre la base de reglas claras la intervención de las autoridades ha servido para complicar más el problema.
Santo Domingo, R.D., lunes, 19 de abril de 2010-04-20
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/4/19/45942/Verdad-amarga
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