domingo, 8 de agosto de 2010

Álvaro Uribe: el día después





Silvio Herasme Peña

El ciudadano colombiano Álvaro Uribe vive hoy el día después de abandonar la presidencia de su país, la cual ocupó durante los últimos ocho años sin lograr lo que fue su principal objetivo estratégico: Derrotar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: FARC.

En estos últimos años, sin embargo, Uribe logró un reordenamiento de la vida colombiana que al momento de tomar el poder atravesaba una crisis de seguridad que auguraba una hecatombe del sistema político.

Alvaro Uribe Velez.

En el año 2002 Uribe recibió un país asfixiado por las guerrillas de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional que instalaban “peajes” en las inmediaciones de Bogotá, para recabar fondos para los insurgentes. Se dice que enormes fortunas recabaron los de las FARC con este método.

Tesoneramente el nuevo gobierno inició una serie de caminatas y procesiones a distintos lugares del país, protegidas por los militares, para entusiasmar a la sociedad en el anhelo de ejercer su propia libertad y desafiando a los irregulares que ya tenían los llamados paramilitares tras sus huellas. El auge de la guerrilla se extendió como consecuencia de la política aperturista del anterior presidente Andrés Pastrana, de intentar un diálogo de paz con los irregulares para lo cual despejó su favor en la zona del Caguán.

Para que los lectores tengan una idea, el espacio cedido por Pastrana a la guerrilla era solo cuatro mil kilómetros menos que toda el área territorial dominicana y más grande que países como Haití y El Salvador.

La negociación finalmente no tuvo el éxito esperado por Pastrana y la opinión pública colombiana por lo que se produjo un rechazo extendido contra las FARC, lo cual aprovechó Uribe Vélez para basar su oferta política, en las elecciones siguientes, bajo la consigna de “Guerra frontal contra el terrorismo”.

Una vez ganadas las elecciones, Uribe anunció que pasaría de las palabras a los hechos y, al tomar posesión reestructuró el Ejército, lo amplió y decidió un combate sin cuartel.

Marulanda

En ocho años murieron Marulanda, el mítico líder rebelde, así como Raúl Reyes, segundo hombre del ejército rebelde, quien fue muerto en el bombardeo de marzo del año pasado a un campamento de las FARC ubicado en Ecuador. Pero Uribe no circunscribió su gobierno a luchar contra los irregulares, sino que pretendió también enfrentar las causas de la casi tradicional violencia colombiana que data desde que fue asesinado el gran líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, en una calle de Bogotá y que produjo como consecuencia la ya famosa violencia popular en la ciudad y en el interior del país provocando que la historia ha registrado como “El Bogotazo”.

Uribe deja su país mejor organizado y con claras perspectivas de crecimiento económico, pero no pudo concretar su objetivo central de eliminar a las FARC y al ELN. Aquedan pendientes diferendos profundos con Venezuela, país con el que Colombia tiene un intercambio comercial de unos 5,000 millones de dólares al año y 2000 kilómetros de frontera. Queda pendiente también el diferendo con Ecuador por los sucesos del bombardeo que cobró la vida de Raúl Reyes.

Santos, entonces ministro de Defensa, en rueda de prensa luego del rescate del abogado Oscar Lizcano, quien permanecio ocho anos en manos de las FARC.

Ahora el jefe del Estado Mayor del Ejército colombiano anuncia que en el gobierno de Juan Manuel Santos, que se inició ayer, le llegará “el fin final” a las FARC, lo que implicaría que no hay ningún interés de aprovechar la proposición del jefe de ese grupo armado, Alfonso Cano, de iniciar conversaciones con el presidente Santos. Tanto como en el caso de Uribe como para el nuevo gobierno pesará mucho considerar cualquier conversación con las FARC por el fracaso del esfuerzo frustratorio que llevó a cabo el presidente Pastrana.

Eliecer Gaitan.

Ni el hecho de que la ONU declarara a las FARC como organización terrorista, ni las bajas de Marulanda y Raúl Reyes han debilitado hasta una posible extinción a los rebeldes colombianos. Lo que aconseja que la Era de Uribe que llenó de sangre la manigua colombiana no será en definitiva la solución del conflicto social de ese país que explica la permanencia por más de 50 años de las guerrillas.

Otros esfuerzos parecen aconsejables dentro del marco de UNASUR, Brasil y el mismo Venezuela. De lo contrario el cáncer de la violencia mantendrá paralizada a una sociedad que pudiera ser un baluarte del crecimiento económico de América, que le permita explotar sus recursos naturales, mineros y agrícolas, para que menos colombianos abandonen su patria y planten cobija en otras latitudes del planeta, La estructura social de ese país de algún modo tendrá que ser modificada para enamorar a la paz. Es verdad que el fenómeno guerrillero es una total obsolescencia, pero la justicia social todavia tiene mucho por esperar.

Uribe se retiró ayer del poder y hoy es su “día después”, sin el mando y sin haber derrotado a la guerrilla.


Juan Manuel Santos Calderon, quien juro ayer sabado (7 agosto, 2010) como presidente No.59 de Colombia.
Pero…¡Es que tampoco venció la injusticia social! Santos ahora tiene la oportunidad, pero dudo que su política sea significativamente diferente a la de Uribe, quizás más destemplada, pero no menos recalcitrante.

Por tanto, Colombia cambiará de un presidente a otro sin que se vean las perspectivas de una verdadera paz social. Ojalá pudiera decir todo lo contrario.

Santo Domingo, R.D., domingo, 08 de agosto de 2010

http://www2.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/8/7/153842/Alvaro-Uribe-el-dia-despues

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