domingo, 8 de agosto de 2010

La maleta hecha





A rajatabla //
Orión Mejía

Por la dolorosa experiencia de romperme la pierna izquierda, pude entender el valor y alcance de la expresión de que “el hombre propone y Dios dispone”, pues faltaban horas para abordar el avión con destino a Colombia, donde participaría en los actos de toma de posesión del presidente electo de esa nación, cuando sufrí el percance, al salir por una rampa del estudio de la Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV), donde producimos el programa Diario del 4.

En vez de abordar ese avión, junto al presidente Leonel Fernández, quien me honró con la invitación, me montaron en una ambulancia rumbo a la Plaza de la Salud, donde determinaron que sufrí fracturas en el peroné y en el tobillo, por lo que un equipo de médicos encabezados por el doctor Ramón Yunén, me operará mañana, si Dios quiere.

Puede decirse que a causa de ese resbalón me quedé con la maleta hecha y mi periódico no pudo publicar las informaciones y reportajes que seguramente escribiría sobre ese viaje. Peor aún, confrontaré limitaciones físicas por dos meses, por lo menos.

Aquí en la cama, donde escribo estas líneas, durante los breves espacios de ausencia del aguijoneante dolor, reflexiono sobre la vida, ese valor insustituible que se suele apagarse en un cerrar de ojos, que tan mal uso le damos o que la desperdiciamos como agua entre las manos.

Al informarles a mis superiores sobre la invitación presidencial, no me acuerdo haber usado la expresión “Si Dios quiere”, por lo que al ocurrir el accidente, me lamenté de que nunca puse el proyecto en manos del Altísimo. Los cristianos suelen vincular la casualidad o eventualidad con el destino o con Dios, pero los marxistas la consideran una categoría imprescindible a tomar en cuenta en diseños relacionados con la política, la guerra o la lucha de clases.

Hace más de 30 años, el Comité Intermedio al que pertenecía fue encargado de organizar una asamblea en un barrio populoso de la zona norte, que requería adoptar todas las previsiones de seguridad, porque sería presidida por el profesor Juan Bosch. Cumplimos con los requerimientos para esa actividad, en un traspatio del barrio Capotillo, incluido diseñar las rutas de salidas alternas en caso de emergencia y la identificación de los lugares habitados por gente sospechosas o desafectos al Partido.

El día de la actividad nada faltó, excepto una lona de camión que serviría para cubrirnos del tremendo aguacero que motivó la suspensión de tan importante asamblea. Ninguno de los organizadores recordó el dicho aquel de que el día más claro llueve o de que hay que anteponer a Dios en todos los actos de nuestra vida.

Con la experiencia de ahora, he comprobado que tengo un tesoro de incalculable valor: mis amigos, que me han dado aliento en este momento aciago.

Santo Domingo, R.D., domingo, 08 de agosto de 2010

(orion_mejia@hotmail.com)

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/8/7/56771/A-rajatabla

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