sábado, 7 de agosto de 2010

Narcisazo: ¿Homicidio o suicidio?




El roedor //
Aristófanes Urbáez

“Cualquiera que asesine a una persona debe enfrentar a la Justicia, no por la víctima o la familia de la víctima, sino por toda la comunidad”. -Un detective de EEUU-

El barahonero Eladio Uribe, gerente de Recursos Humanos del Central Romana (no de Relaciones Públicas, como dije el jueves), compañero en ese entonces de las ideas políticas de Narcisazo, Antonio Lockward A. y Virgilio Bello Rosa, los dos últimos decanos por dos períodos de la Facultad de Humanidades de la UASD, fue quien me ligó a Narcisazo. De la moralidad intransigente de Narciso González, que no cobraba viáticos ni dietas en su intensiva actividad cultural de charlas y talleres por todos los centros de la UASD del Noroeste, Nordeste, Suroeste y el Este, incluidas las provincias, municipios y hasta secciones, lo que puede ser testimoniado por el escritor León David, que también fue director de Extensión Cultural de la UASD y compartió con él publicaciones, también de espíritu abierto, libre de sectarismo y respetuoso de todas las ideologías; además, otro gran promotor de la cultura y de los jóvenes talentos. Los que más cerca de Narciso estaban eran sus viejos camaradas del MPD y gente de teatro, como eran “el teórico” Jimmy Sierra, Ignacio Nova, ‘El Pera’ Lockward y demás, que eran literatos inclinados más hacia lo popular que lo culto. No dudo que Narcisazo conociera la décima o espinela. Sus “El pueblo se queja en versos” no eran la décima clásica, pero para mí era la máxima expresión del talento espontáneo de la sátira que, ya dije, los hacía máximo en 5 minutos. Cuando profundizó su dolencia, que se comentaba que era un carcinoma en el cerebro, las medicinas mantenían al Narcisazo de la palabra chispeante y el talento vivaz de respuestas rápidas, como atolondrado y sus grandes ojos se veían decaídos, semicerrados. Una vez me dijo Eladio Uribe -y me acuerdo ahora lo que narra Reinaldo Arenas en “Antes de que anochezca” sobre la ruindad del alma humana-: “El pobre Narciso; mira cómo lo tratan ahora”.

Lo que vi y viví
El miércoles pasado dije en el Canal 23 que los farsantes que utilizan a Narcisazo sólo como bandera política se comerían vivo a Jimmy Sierra. Pero lo que “el teórico” asegura es fruto de la integridad de Taty Ramírez y de lo que vivió Narciso en ese “paraíso de la pequeña burguesía” (la UASD), lo vimos y lo vivimos como empleado del Departamento de Medicina y en la Facultad de Humanidades, donde ingresamos como profesor ayudante y en la inmediaciones de los edificios de la rectoría, donde Narciso era rodeado de admiradores de sus intransigentes posiciones. Esa capa social, artera y trepadora, le hizo apurar el cáliz de la amargura y la frustración. Les cerraban las puertas cuando le veían llegar; lo dejaban solitario en el salón de profesores quienes antes lo rodeaban para gozar de su gran chispa y su calidad humana. Uno de sus alumnos hasta lo golpeó, como dice Jimmy; le dispersaban las materias o le separaban los horarios, sabiendo que estaba enfermo, porque al ser un maestro ejemplar y disciplinado, esperaba en el salón de profesores hasta dos y tres horas a esperar la otra hora de docencia debido a que era incapaz de firmar donde el bedeles y marcharse para las horas que no eran trabajabadas; no las firmaba y les eran descontadas. Hay que ser honesto, tener valor y ser íntegro, como lo era Narciso, para decir lo que afirma Jimmy Sierra, que es la pura verdad. Lo de la seriedad de Narcisazo y el veneno que le dieron a apurar, lo saben todos los profesores más o menos de su generación que se respetan. Y Lockward, Eladio Uribe y León David, no me pueden dejar mentir. Porque fue así. Con el segundo trabajo de Jimmy es que me entero que el finado director del Departamento de Letras le quitó las materias y se las dio a su esposa. Yo no era íntimo de Narciso González, pero lo veía en las guaguas cuando iba a los centros regionales y oía sus discusiones y la verticalidad en las asambleas de la facultad. Cuando otros cuchicheaban, él se levantaba y hablaba claro. Algunos de los que hoy dicen discursos en los aniversarios de su desaparición, eran de los que decían: “¡Por ahí viene Narciso, por favor, cierren esa puerta!”. Nunca necesitó la solidaridad ni la caridad de nadie porque Narcisazo ni mendigaba, ni pedía. Mantuvo su dignidad en medio de toda esa borrasca.

Testigo de los hechos
La vida pone a uno en lugares que nunca imaginó. Gracias a Roberto “Papito” Santana, este escribano era director de Relaciones Públicas de la UASD cuando Peña denunció el “fraude colosal”, y cuando Narciso dio aquel discurso, cuyo maestro de ceremonias era el Agrim. Mario Suriel, que después Johnny Alberto Salazar (“La Palita”) publicaría en la revista “La Muralla”, de Nagua, porque era un panfleto con insultos tan groseros contra Balaguer que ningún periódico podía publicar por razones obvias. ¡Qué lata cogió Papito Santana Sánchez, el Rector Magnífico de la UASD con mayor poder fáctico desde 1965! Roberto llamaba a Constatino Matos V., secretario de las FFAA, y en horas había un pelotón recogiendo basura o desyerbando el campus universitario. Surgieron mil versiones sobre la desaparición de Narcisazo y cinco diarias, que tenían a Roberto “al salto de la pulga”. Río Haina, Montecristi, San Isidro, muchos nombres y lugares. ¡Igual que la princesa rusa Anastasia o el hijo de Lindbergh! ¡Cuántas fábulas! No puedo hablar de suicidio como Jimmy y Oscar López R., pero Narciso no era peligro para Balaguer y éste le confesó a alguien que “había movido cielo y tierra”, y que si fue un crimen, que buscaran a sus autores en la UASD. Soy inmune a las calumnias y a los insultos; nunca fui alabardero del Balaguerato.

Santo Domingo, R.D., sábado, 07 de agosto de 2010

elroedor2045@hotmail.com
http://www2.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/8/6/153776/El-caso-Narcisazo-Homicidio-o-suicidio
http://www.desdemiescritoriord.blogspot.com/

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