miércoles, 1 de septiembre de 2010

La reelección y la baja autoestima nacional



La reelección para el 2012 no debería ser tema de discusión

Rosario Espinal

Hay países como República Dominicana que sufren de un fuerte complejo de inferioridad. Lo compruebo frecuentemente cuando me justifican lo inadecuado con argumentos culturalistas. Por ejemplo, se dice que en el país un Presidente no puede anunciar que no se reelegirá porque la gente lo abandonaría.

Bajo este argumento, la única modalidad de reelección posible sería la consecutiva e indefinida; esa que estableció Joaquín Balaguer en 1966, y se eliminó en 1994 para forzar su salida del poder.

Luego en el 2002, Hipólito Mejía, embriagado con una mayoría en el Congreso, cambió la Constitución para postularse nuevamente, aventura que terminó en la derrota.

Posteriormente, desde el poder, Leonel Fernández anunció que buscaría una modificación general de la Constitución.

Hipolito Mejia.

No dijo la razón primordial de tal propósito, pero para cualquier observador minucioso de la política dominicana, era evidente que su principal motivación era eliminar el “nunca jamás” que le inhabilitaba para postularse después de 2008.

Ahora el futuro reeleccionista tiene dos momentos: el 2012 y el 2016. La nueva Constitución habilita a Fernández para postularse en el 2016, no en el 2012.

Sin embargo, en los últimos meses, el tema político central (aparte de Figueroa Agosto y Sobeida, que se ha convertido en tele novela) ha sido la posible postulación del presidente Fernández en el 2012.

Los defensores arguyen que es el mejor activo del PLD y del país, el arquitecto y constructor de la coalición política que le ha llevado a varios triunfos electorales, y que el pueblo es soberano para decidir (esto último lo dijo el propio Presidente).

El tranque está en que la Constitución no le permite la postulación en el 2012, al margen de lo que opinen algunos intérpretes aventureros de la Constitución que argumentan que el Presidente puede postularse sin modificarla.

En los últimos días se han producido declaraciones de altas figuras del gobierno y la iglesia que frenan un poco los aprestos reeleccionistas, como muy bien explicó Juan Bolívar Díaz en su columna del domingo 29 de agosto en el periódico HOY. Lamentablemente los aprestos continuarán hasta que el propio presidente Fernández no los invalide, y esto no ocurrirá porque amparados en el complejo de inferioridad dominicano, muchos argumentarán que aún el Presidente no tenga intención de postularse en el 2012, no le conviene anunciarlo para que no se le desvíe su recua política.

Leonel Fernandez.

Institucionalizar democráticamente un país requiere trascender los individuos y valorar y respetar las instituciones políticas. La reelección para el 2012 no debería ser tema de discusión, porque la nueva Constitución (y la anterior) no permite la postulación de Fernández ese año. Que se hable de ella es producto de tres factores: la adulonería para mantener beneficios estatales, la falta de apego a las leyes (la idea de que todo es manipulable para algún fin político), y la baja autoestima dominicana que de manera reiterativa permite que se ponga en manos de una persona el destino nacional.

Repito aquí lo que dije en mi artículo del pasado 9 de junio en este medio: cambiar la Constitución o retorcer su interpretación para permitir la postulación del presidente Leonel Fernández en el 2012 no le conviene al país, ni al PLD, ni al propio Presidente. La democracia, a diferencia de las dictaduras y las monarquías, necesita de libertad y cambios para airearse. Ahí radica precisamente su fortaleza. Un nuevo presidente o presidenta puede resultar mejor o peor que el anterior. Para saberlo hay que probar, y probando se forjan nuevas capacidades políticas. Lo importante siempre es respetar el marco institucional democrático.

Santo Domingo, R.D., miercoles, 01 de septiembre de 2010


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