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Orlando Gil
LOS PAPISTAS
Los seguidores de Leonel Fernández que lo quisieran presidente para toda la vida deben imponerse un ejercicio simple: averiguar su verdadera opinión sobre la reelección, pero sobre todo estudiar lo que ha dicho respecto a un tercer período seguido de gobierno.
Ellos no pueden ser más papistas que el Papa, y el presidente Fernández, cuando fue menester, hizo lo que entendió era conveniente y posible para que ese tema dejara de ser problema.
La nueva Constitución, la que consigna la no reelección consecutiva, no existe por obra y gracia del Espíritu Santo. Esa fue desde el principio una causa suya, y la promovió con tanto apego y entereza como si fuera el mejor legado de su gobierno.
Incluso, cuando surgieron pequeñas dificultades pudo superarlas con lo que en su momento se consideró impensable: un consenso con la oposición. Después de tanto afán, no tiene sentido que malogre su propia obra, y mucho menos que lo haga porque fervorosos de afuera no se resignan a una realidad que acogió de buenas ganas…
EL INVENTO
La posibilidad de una candidatura de Leonel Fernández en el 2016 no fue un invento de la oposición, y ni siquiera de los aspirantes peledeístas interesados en sacarlo de la competencia interna. Fue cosa suya, y únicamente suya. Incluso, la explicó con la elegancia expositiva y la suficiencia teórica que se le reconoce. En todos los foros que estuvieron entonces disponibles dijo porque no era prudente repostu-larse en el 2012. El nunca jamás era un obstáculo, pero lo era para todos y para siempre.
Quitar esa piedra de común acuerdo con las demás fuerzas políticas, era abrir puertas de futuro, crear condiciones para el porvenir, nunca en lo inmediato.
Aprovechar la reforma para forzar circunstancias, como aconsejan voces sibilinas, sería oportunismo de la peor especie. El alzhéimer es una enfermedad cada vez más frecuente, pero entre políticos es una condición. A los desmemoriados les haría bien buscar en la red una comparecencia del presidente Fernández en el programa de César Medina, pues marca con sus propias palabras lo impropio de un tercer período consecutivo…
EL CONTROL
Decidir si la reforma a la Constitución se hacía por Asamblea Revisora o Constituyente llevó tiempo, aunque las discusiones al respecto no fueron esclarecedoras y por momentos necias.
No hubo discursos elaborados en que se establecieran las virtudes de una modalidad o de la otra, y lo que hicieron las partes fue colocar al adversario en sus viejos espejos, volver sobre sus antiguos agravios, olvidando que lo importante era dotar al país de un estatuto supremo que superara al entonces vigente.
Ahora se asiste a un espectáculo peor, pues se improvisan constituyentes, y sin representación conocida quieren echar por tierra el trabajo de los asambleístas. Que actuaron, hay que recordar, según lo convenido por los principales sectores políticos nacionales.
Si el jefe del Estado no advirtió a tiempo de que con la enmienda que se hacía de la Constitución, la consulta del 2012 le estaba vedada, ese es su problema. Y hay que decir más. Hubo escarceos, presunciones, “amaracos ”, pero el presidente Fernández nunca perdió el control de lo que se estaba aprobando…
LAS PAUTAS
Entre el PLD y sus aliados hay dificultades, pero en la mayoría de los casos las razones son materiales y no doctrinarias. Más tarde o más temprano se romperá esa taza, y cada cual buscará nuevas sombrillas, pues ninguno gusta de la intemperie.
Sin embargo, el PLD y el gobierno deben cuidarse de la mucha confianza que toman algunos de sus asociados, que a veces se sienten con más derechos que los de entre casa. Incluso, su propio sentido de poder los obliga a decidir su agenda, mucho más en circunstancias como las actuales, verdaderamente cruciales…
Santo Domingo, R.D., lunes, 18 de octubre de 2010
orlandogil@codetel.net.do
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