Figuras de este mundo //
Pablo Clase Hijo
El poeta indio Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura 1913, pregona en su obra “Sadhana” (conjunto de ensayos) las ideas de que el hombre no ha de trabajar por conseguir propiedades y poder, sino por la integridad de su “yo” interno, por su verdadero “yo”, por aquello que lo vincula con la divinidad.
Los conceptos de Dios, del amor, de la esperanza, parecen elaborados con un renovado enfoque distinto del que fi gura en las exposiciones antiguas y modernas. El lenguaje, por otro lado, está impregnado de un calor tan benéfico y una sensualidad tan desapasionada que hasta la persona más simple y menos culta puede comprenderlo fácilmente.
En este libro, Tagore no pretende explicar al mundo, sino ayudar en su camino a la gente, y esa disponibilidad para la ayuda confiere a su texto algo incomparablemente conmovedor.
En una de sus páginas encontramos este pasaje sencillo sobre la muerte: “La vida en su conjunto nunca toma la muerte en serio. Ríe, baila y juega, construye casas, amontona tesoros y ama, a pesar de la muerte.
En efecto, las Sagradas Escrituras confirman la verdad de que la muerte no es el fin de todo, de que más allá de la vida en la tierra, hay para el creyente en Cristo una vida futura en que tendrá un nuevo cuerpo “no hecho por manos de hombre”, que este “tabernáculo” temporal contiene nuestra alma hasta que viva en las moradas eternas.
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere –dice San Pablo–, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de mano, eterna, en los cielos”.
Santo Domingo, R.D., sábado, 16 de octubre de 2010
figuras24@hotmail.com
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