domingo, 28 de noviembre de 2010

Con el Gordo en el corazón

Narciso Isa Conde

Es poco lo que hay que agregar a su genio y grandeza de alma. El pueblo llano lo dijo hermosamente de múltiple manera y en forma muy espontánea, sin la simulación de los que aprovechan homenajes merecidos a seres buenos para encubrir sus fechorías, las que el propio Freddy combatió.

Todavía resuena la voz del Gordo enrostrándoles: “¡ladronazos!”… “¡sinvergüenzas!”

Me alejé del vórtice del homenaje para no mezclarme con  esa crápula política, sobre cuyas miserias morales escribí horas antes de la mala noticia

Ahora, con más sosiego y menos presión, traslado aquí lo que Freddy dejó grabado en mi corazón.

De sus valores supe primero por José Israel Cuello y Asdrúbal Domínguez, amigos de Freddy de adolescencia y juventud. Más tarde, cuando entré en contacto con él, pude confirmar las verdades presentes en las palabras de estos amigos comunes.

Tiempo después en el “Gordo de la Semana”, “Punto Final” y “Con Freddy y Punto”, nos encontramos innumerables veces.

En momentos de alegría y en situaciones de tristeza.

Siempre acompañado de su humor genial y exquisito, sosteniendo diálogos franco e impactantes.

Tratamos temas trascendentes y riesgosos. Participamos en debates fuertes, en momentos duros. Compartimos reflexiones valiosas, testimonios de vida, lucha, amor y amistad.

En sus espacios televisivos y en los intercambios “fuera de record”, encontré siempre una sonrisa,  un abrazo sincero, una frase estimulante, un lugar para lo injustamente prohibido, la denuncia audaz e intrépida y la verdad comunista perseguida o discriminada. Recibí permanentemente su respeto, cariño y solidaridad sin límites, hasta para salvar mi vida.

 “Hubo un Abril-Caamaño-primavera.
“Rebelde y sublime primavera, con fusiles y balas libertarias”

Y su recuerdo nos abrazó para siempre.

Orlando nos unió aun más.

Y ahora que Freddy también “se marchó para quedarse”, le ruego como a él:

“No olvides nunca esta bella  isla de tus desvelos.”
   ……….
“Sus campos y ciudades repletas de sol, tristeza y alegría.”
“No olvides su gente sencilla.”
“Sus dulces mulatas.”
“Sus altivos muchachos.”
“Recuérdate del pueblo llano y de su incansable lucha por la libertad”.

Lucha aun inconclusa.

Libertad en buena medida pendiente.

Déjanos aquí, Gordo del Pueblo, a tu Morrobel, el de Hoyo Grande, para que nos ayude a conquistarla en todas sus dimensiones y profundidades,  sobre todo con mucho humor y mucho amor.

Santo Domingo, R.D., domingo, 28 de noviembre de 2010

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