Teófilo Quico Tabar
Todo el que aspira a vivir en un sistema democrático, tiene más que razones para preocuparse por lo que pueda suceder en las diferentes organizaciones políticas, sobre todo las que por su participación, tamaño e influencias mayor responsabilidad tienen para forjar nuestro presente y futuro institucional.
La mejor forma de tener un sistema político funcional y lograr un verdadero equilibrio democrático, donde las instituciones se respeten, es contando con organizaciones opositoras vigorosas; por eso, debemos prestarle atención a lo que ocurre en la mas vieja organización política del país, que es el PRD.
El Partido Reformista ha pasado a ser un apéndice del gobierno y lamentablemente está prácticamente desarticulado; mientras que por otro lado, existe una gran dispersión de grupos políticos, que salvo algunas excepciones, la mayoría solo dan muestras de vida cuando se acercan los procesos electorales.
El PLD, no solo se ha convertido en un gran partido, sino que a base de habilidades, estrategias o lo que se le quiera endilgar, pudieron navegar con éxito la ruta por la transición, luego que desapareciera su mentor y líder, logrando aunque a merced de muchos de sus postulados originales, acumular experiencias de varios gobiernos, con nuevo líder, y concentrando una cantidad de poder que crea desbalance institucional.
Una parte de la dirigencia del PRD, luego de la muerte de su líder Peña Gómez, logró entender la necesidad de transitar por el camino del liderazgo compartido; sin embargo, todavía se deslizan algunas señales de resistencia que mantienen en jaque la organización. Esa situación ha ocasionado desprendimientos, grandes o pequeños, pero que afectan lo emocional, no importa que se sumen nuevos adeptos.
Como las dos columnas principales que sostienen nuestro sistema de partidos y donde se fundamenta gran parte de la débil democracia institucional son, el PLD y el PRD, si uno de ellos refleja señales de que puede producirse algún tipo de confrontación interna que afecte las posibilidades de lograr un mayor balance democrático, hay que advertirlo, aunque existan razones personales que pudieran empujar a uno a escribir sobre otra cosa.
Juan Bosch se saluda
con Leonel Fernandez.
Es que el PRD forma parte de nuestro sistema, y sea usted simpatizante o adversario, si le preocupa la institucionalidad democrática, tiene que opinar y actuar, porque esa organización política no le pertenece exclusivamente a sus dirigentes o aspirantes, sino a todos los dominicanos, que de una forma u otra se benefician o se perjudican con sus acciones.
El liderazgo compartido es la ruta por la que deberían transitar, no importa que unos tengan mayor fuerza que otros. Todos tienen que entender que solo compactándose y logrando estrategias comunes, lograrán colocarse en el poder, aún con diversidad de estilos.
Debemos preservar los partidos y procurar su saneamiento, aunque se haga un tanto difícil por el avance del clientelismo y las acciones que se ejercen desde el poder, especialmente al PRD, que en estas circunstancias representa el posible contrapeso para lograr mayor estabilidad.
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