lunes, 8 de noviembre de 2010

A María Blanco viuda Almonte, in memóriam



Socorro Almonte de Paniagua

Me parece que fue ayer, cuando nos juntamos todos tus seis hijos, once nietos y siete bisnietos para celebrarte tus 90 años y aprovechamos para decirte lo grande que fuiste para cada uno de nosotros; tus consejos, entrega, atenciones. Que no te acostabas sin saber dónde estábamos. Te recuerdo a cada instante. Mis ojos se llenan de lágrimas, Ya no suena el teléfono.
Fuiste una madre extraordinaria. A cada uno de tus hijos nos complacías frente a nuestros caprichos a la hora de seleccionar la comida. A mí, particularmente, me has hecho mucha falta. Porque teníamos mucha empatía y hablabas conmigo cosas que tú considerabas como un secreto y me lo decías: Eso sí. Tú llévatelo a la tumba.
Yo era tu confidente. Analizábamos cualquier acontecimiento que ocurriera dentro de la familia. Lo que tú pensabas qué debía ser y por qué. Te mantenías informada de todo en lo político, leyendo tus periódicos a primera hora del día y opinando sobre la pelota y los peloteros de grandes ligas.
Hoy se cumplen dos años de tu partida. Doy gracias a Dios que me permitió estar a tu lado casi toda mi vida.
Puedo atestiguar que eras una persona atenta a los movimientos de tus hijos y de todos nuestros demás familiares.
Nunca vi que te incomodaras. Nunca estuviste brava, sino complaciéndonos en todos los detalles. Siempre fuiste así. Sin importar tus limitaciones físicas.
En esta ocasión queremos decirte gracias por tu entrega total para con cada uno de tus hijos, porque diciendo las cosas como son, en tu caso fuiste más una madre amorosa, más que una mujer fuerte.
Por eso te pudimos decir: gracias por tu sacrificio en favor nuestro. Te dimos gracias por tus consejos y protección a través de cada día de nuestras vidas. Gracias por tu abnegación.
Gracias porque diste más. Y fuiste más allá de lo que puede dar un simple ser humano. Puedo decir y creo que es el sentimiento de todos tus hijos, que en el caso hipotético de que yo volviera a nacer y que me preguntaran qué madre desearía tener, diría de una vez sin pensarlo ni considerarlo quiero que mi madre sea María Blanco.
A los problemas que ha habido en la familia cuando te lo comentamos siempre tu respuesta fue la misma.
Y qué gran respuesta: No te apures mi hija, Dios es grande. Fuiste una mujer trabajadora. Siempre dispuesta a dejar satisfechos cada uno de nuestros caprichos.
Fuiste una gran madre. Siempre atenta a los detalles de nuestras vidas. Involucrándote dándonos buenos consejos que salieron de tu tremenda experiencia. Gracias por sacrificarte tanto por tus hijos. Gracias por ser complaciente con nosotros.
Finalmente, gracias porque nos mantuviste siempre unidos y por extendernos siempre tu mano amorosa. Gracias pues, madre querida.
Santo Domingo, R.D., lunes, 08 de noviembre de 2010
http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2010/11/7/165603/A-Maria-Blanco-viuda-Almonte-in-memoriam
http://presenciadigitalrd.blogspot.com/2010/11/08/A-Maria-Blanco-viuda-Almonte-in-memoriam/articulo/Socorro-Almonte-de-Paniagua

No hay comentarios:

Translate