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Asombra la profundidad de sus análisis políticos y sociales
Hamlet Hermann
Freddy Gatón Arce fue director y editorialista del vespertino El Nacional desde su fundación el 11 de septiembre de 1966 hasta el 26 de julio de 1974.
Fue siempre reconocido por su obra poética hasta el punto de que, recientemente, la Feria Internacional del Libro le rindió homenaje al publicar algunas de sus obras en ese género. Sin embargo, es justo y necesario rescatar definitivamente a este intelectual como el editorialista más valiente y visionario que ha tenido el periodismo dominicano. Las comparaciones con otros son siempre enojosas, de ahí que sobre, por ahora, traerlas a discusión.
He tenido la oportunidad de manosear hasta el deterioro físico los editoriales de Freddy Gatón recopilados en 2003, en dos tomos, por la Fundación Corripio. El libro responde al título “Opinión Editorial El Nacional, 1966-1974”, fruto de una edición realizada por Andrés Blanco Díaz.
Asombra la profundidad de sus análisis políticos y sociales, así cómo lo capaz que era para anticiparse, con frecuentes aciertos, a los acontecimientos que tenían lugar en República Dominicana.
Acontecimientos que los historiadores de hoy extraen de documentos que habían sido secretos y ahora entregan como primicias, ya Freddy los había explicado con claridad más de cuarenta años atrás. Leves y retardados nosotros, los jóvenes de entonces, que no hicimos caso suficiente para guiar nuestras acciones políticas por aquellos rumbos.
El sectarismo nos cegaba y no podíamos apreciar la clarividencia del profesor universitario. Ninguno de los políticos de la época alcanzó a ver el futuro con mayor anticipación que Freddy Gatón.
Repito ninguno, ni Balaguer, ni Bosch, embriagados por su mesianismo, arrogancia o afán de preservarse políticamente mostraron la lucidez de aquel poeta.
El libreto del reeleccionismo de Balaguer fue evidenciado desde siempre en esos editoriales de El Nacional desde que empezó, disimuladamente, a surgir la constitucionalidad o no del proyecto. ¡Cuánta falta hace revisar de nuevo esos editoriales, ahora que desde el Palacio Nacional nos quieren repetir ese purgante en enorme dosis!
La corrupción rampante que entonces nacía con vigor entre los congresistas y funcionarios del balaguerismo auténtico la denunciaba sin reparos. ¡Cuánta falta hace el editorialista Freddy Gatón para denunciar a los que en 2010 presentan a Balaguer como su arquetipo cuando en realidad sólo buscan enriquecerse a altas velocidades!
La denuncia clara y precisa de los crímenes y torturas de la Policía Nacional balaguerista eran denunciados, sin que se dejara intimidar por los Coroneles y
Generales de horca y cuchillo cuyo ejemplo todavía rige el comportamiento con las abundantes ejecuciones sumarias disfrazadas de “intercambios de disparos” entre supuestos policías y supuestos delincuentes.
Ese Director y brillante editorialista de El Nacional demostró siempre respeto por sus lectores y por las opiniones de los demás, aún cuando no coincidieran con su línea de pensamiento.
Profesor consagrado de futuros periodistas, sólo necesitaba un poco de sombra bajo cualquier árbol de la Universidad estatal para infundir ánimos y conocimiento de una profesión tan necesaria y urgente en estos tiempos de percepciones y falsedades.
Su indiferencia ante las amenazas de los terroristas de Estado, enquistados entonces en la base aérea de San Isidro y en la Policía Nacional, evidenciaba y, quizás, frenaba los intentos del sicariato de Estado. Nadie logró que el valiente editorialista diera marcha atrás en la defensa de los derechos de los dominicanos.
Freddy Gatón mantenía una inagotable paciencia para soportar los desplantes arrogantes de los caudillos con B mayúscula: Balaguer y Bosch, y aún así continuar denunciando sus cobardías y abusos. El editorialista jamás abandonó ese campo de batalla ni antes ni después de que sonara el primer disparo.
Su lucha fue incansable para que el balaguerismo respetara la Constitución y las leyes lo cual le valió vivir en un mundo de zozobras constantes.
Estoy convencido de que los editoriales de Freddy Gatón Arce deben ser tratados como documentos históricos a ser estudiados por los profesionales de esa rama.
Ellos describen, como ningún otro, los primeros ocho de los doce años de Balaguer. Años tenebrosos que El Nacional evidenciaba con objetividad a través de sus editoriales y que, también, debían servir para que los ahora gobernantes, conozcan las interioridades de aquel a quien quieren imitar desde el Palacio Nacional.
Santo Domingo, R.D., lunes, 08 de noviembre de 2010
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