Más de veinte años después de la dictadura del general Augusto Pinochet, en el poder tras el golpe de 1973 contra la Unidad Popular del presidente Salvador Allende, el juez español Baltazar Garzón logró poner en marcha un juicio internacional contra el gobernante de facto.
Entre Londres y Santiago de Chile, el general Pinochet fue perseguido por la justicia, encarcelado y al final enjuiciado y condenado en su país aunque sólo por actos de corrupción administrativa.
Quedó pendiente la condena por el genocidio porque el golpista murió. Y aunque guardó prisión domiciliaria hasta su muerte, conoció del peso de la mano de la justicia que lo buscó en Inglaterra y en Chile y que lo hizo comparecer ante los tribunales y escuchar una sentencia de culpabilidad.
Augusto Pinochet Ugarte.
Los crímenes contra los pueblos no prescriben y del 30 de Mayo de 1961 al día de hoy sólo han transcurrido 49 años. El tirano Rafael Trujillo fue castigado con el ajusticiamiento pero sus asociados en el crimen y en la corrupción, militares y civiles, permanecieron y permanecen ricos, libres y sin ningún tipo de condena.
Aún fallecidos, esos criminales, con los que conservan la vida, pueden ser llevados a un tribunal especial y condenados de forma que en lo material y en lo moral queden establecidos y señalados ante la historia por su complicidad y enriquecimiento con los métodos de crimen y corrupción de la tiranía.
Y los herederos materiales de esos trujillistas, quienes han vivido sin problemas y a la sombra de grandes y medianas fortunas de 1961 a la fecha y que quieran por solidaridad participar como beneficiarios de los crímenes de sus padres y familiares, pudieran comparecer ante ese tribunal.
Rafael L. Trujillo dijo en una ocasión "...y seguiré a caballo". El 30 de mayo de 1961 fue ajusticiado cuando iba camino a su Hacienda Fundación, ubicada en San Cristobal.
Y ser condenados de acuerdo con la justicia, la ética y la moral, dado que las fortunas que heredaron fueron bienes del pueblo, robados, fruto de la extorsión y del despojo de Trujillo.
Quizá un consejo de abogados quiera constituirse y empezar a revisar códigos y leyes para establecer su amparo legal y el procedimiento a utilizar para el juicio a la tiranía, a los trujillistas y sus herederos y a los neotrujillistas.
Como tras el ajusticiamiento no hubo un gobierno revolucionario que tomara cuentas a los criminales y ladrones de la tiranía –familiares y otros beneficiarios-, el trujillismo como tal no fue declarado fuera de la ley ni perseguido con fines de someterlo a la justicia que merecía.
Se entendió que una política de “borrón y cuenta” nueva permitiría a esos trujillistas y a sus herederos integrarse a la lucha por el establecimiento de un régimen de libertades, derechos y justicia social pero no fue así. “Perro huevero, aunque le quemen el hocico”. Y aquel polvo trajo este lodazal.
Santo Domingo, R.D., jueves, 11 de noviembre de 2010
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