Los placeres epicúreos difieren completamente de los desenfrenados gozos dionisiacos. Unos representan la sensualidad y la alegría espiritual. Estos, la embriaguez y la seducción. El lúdico milagro cristiano del agua convertida en vino frente a la triste escena de Dioniso, fuera de sí y azorado entre barricas rebosantes.
En el placer pregonado por Epicúreo intervienen los sentidos con un amplio aporte de la razón. Su filosofía descansa sobre tres soportes, a saber, el canónico, el físico y el ético. El primero establece la forma de distinguir lo verdaderos de lo falso. El segundo, se ocupa de la naturaleza, mientras que la tercera columna es concluyente, a la que se subordinan las primeras.
Se activan los sentidos como resultado de esta dinámica. La sensación es la base de todo el conocimiento. Reacciona con placer o con dolor, dando lugar a los sentimientos, que repetidas numerosas veces, se graban en la memoria y forman así lo que Epicuro denomina las "ideas generales". Es un proceso que da lugar a los conceptos.
De ahí que el placer sea un instrumento eficaz para llegar al conocimiento. O al revés. Atenazados por el miedo a Dios, a la muerte, al dolor y al fracaso, el ser humano se aboca a la búsqueda del bien común.
Ser parte de la aventura y el drama humano nos hace solidarios, compasivos y amables. Quines se envilecen pierden la noción de esta realidad, involucionando estrepitosamente para ser parte de una vida disipada y vulgar, en el mejor sentido de estos términos.
Epicuro.
Mal entendida durante mas de dos mil años, es epicúrea la idea que concibe la felicidad a partir del continuo placer. Epicuro advierte cuáles son recomendables y cuáles no.
Mal entendida durante mas de dos mil años, es epicúrea la idea que concibe la felicidad a partir del continuo placer. Epicuro advierte cuáles son recomendables y cuáles no.
Propone los naturales y necesarios, como las necesidades físicas básicas, alimentarse, calmar la sed, el abrigo y el sentido de seguridad. Igual, los naturales e innecesarios como la conversación amena, la gratificación sexual y las bellas artes, incluyendo a los que considera superfluos, como la búsqueda de la fama, del poder político o del prestigio.
El tema nos conduce inevitablemente a una segunda entrega para explicar su vigencia, extrapolando experiencias vernáculas presentes. “Llegó Papá” mofado en un estruendoso “llego jaja” encaja en esta zaga, para darle un matiz local y pintoresco.
Santo Domingo, R.D., lunes, 29 de noviembre de 2010
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