Silvio Herasme Peña
Tenía el propósito de escribir esta semana sobre el dolor de la nación haitiana, pero tendrá que ser el próximo domingo. Hoy tengo la obligación de algunas precisiones al doctor Marino Vinicio Castillo, (Vincho).
Lamentablemente tengo que volver sobre el tema de la “semiótica” en la política, porque el distinguido jurista volvió a escribir el viernes pasado sobre mi artículo anterior.
Yo sólo escribí el artículo que no le gustó porque las declaraciones suyas que le dieron origen al mismo, evidenciaban que se pretendía poner coto a una mala conducta de la administración pública.
Fue él quien dijo que las disposiciones del presidente de la República, instruyendo al contralor general de la República, a no procesar pagos que no estuvieran avalados por la ley de Contratación y Compras del Estado.
Entiendo, lógicamente, que cuando el doctor Castillo dice que le llegó “la hora a los ministros y directores generales”, se refería a las irregularidades que se estaban produciendo y que se pretendían corregir.
Marino Vinicio (Vincho) Castillo R.
¿Por qué debe ofender a Vincho esa interpretación de sus palabras, cuando en realidad él evidenciaba lo que ha estado ocurriendo en la administración pública?.
Es obvio que él quiso destacar lo que se instituía (ya esaba instituido por ley) como una manera de ayudar a mejorar la percepción popular respecto a la corrupción en la administración pública revelado en recientes encuestas.
Todos estamos felices de que la corrupción sea de ahora en adelante solo un nefasto recuerdo. Supongo que Vincho y yo estaríamos de lo más felices en ver que los recursos que se lleva ese ignomioso flagelo sean utilizados para mejorar la salud, la educación y la inversion productiva en el país.
Cuando el distinguido jurista da la explicación del término semiótica ofrece su versión de lo que significa el término que tanto le ha molestado, la utiliza en su tercera acepción, y eso no es propio en este caso, pues en su primera acepción semiótica significa “estudio de los signos en la vida social”, y el tratado sobre estilo ofrece la version de “estudio del mensaje”. Lo que se dice sin querer decirlo.
El prestigioso jurista debió sentirse bien por el hecho de que encontrara voces que se sumaran a su declaración, pues se fortalecería su posición.
Nosotros, además, creímos arrimar el hombro eliminando esa corruptela, pero estableciendo responsabilidades en las malas prácticas que se ordenaba suprimir.
No me resulta ofensivo que haya dicho que reconoce el derecho de la disidencia, pero que el hecho de que sea a posteriori le resta porque esto no le agrega nada al disidente a posterioridad.
A Vincho le digo, con cariño, que yo no soy así y él tiene medios más que suficientes para saber que como hombre de prensa siempre hablo oportuno y claro.
El caso Polibio: Como usted dice que era un gran amigo de mi hermano Eurípides (Don Yiyo) debe conocer el viacrusis de la familia Herasme Peña en octubre de 1959 cuando mi hermano Polibio fue secuestrado y asesinado dizque porque era “enemigo de Trujillo”.
Si pudimos sobrevivir a esa hecatombe fue gracias a la habilidad de Yiyo que pudo acceder al despacho de Don Cucho Alvarez quien decidió interceder luego de escuchar las quejas de mi hermano. Eso lo escribe muy claro Héctor Pérez Reyes en sus memorias.
¿Cree usted, doctor Castillo, que después de sufrir mi familia una tragedia de esa índole solo por la típica chismografía pueblerina, podría ser yo indiferente al asesinato, no importa quién sea la víctima? Le agradezco sus consideraciones hacia mi hermano Yiyo, y reconozco que usted me llama –con todo el derecho- su amigo. Pero la amistad se basa en la verdad, más no en la especulación.
Parece que no hay buena química entre usted y yo, aunque admiro su historial de denuncias, pero en lo que no podemos coincidir es en el carácter “sesgado” de algunas de sus denuncias.
El mal de las drogas no es exclusivo de cierta tendencia política como usted parece creer. Sino un horroroso mal que corroe especialmente a nuestra juventud, sin excepción de clases, y entiendo que usted conoce casos recientes muy atormentadores.
Por último doctor le invito a coincidir, no a diferir para que el país erradique la corrupción y las drogas, antes que esos dos grandes males terminen provocando el colapso del barco que hoy dirige Leonel Fernández. Por demás, yo llego hasta aquí.
Santo Domingo, R.D., domingo, 21 de noviembre de 2010
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/11/20/167259/A-Vincho-Precisando-juicios
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