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Orlando Gil
LA MISA
El PLD sabe ganar elecciones, pero no puede decirse que sea bueno gobernando, aun cuando a veces aplica los mismos métodos de avasallamiento.
No dejó instrumento que tocar en las pasadas congresuales y municipales, del mismo modo que había sido la voz más alta en los coros de las nacionales del 2008. Si tiene instrumentos y voces, la orquesta es toda suya y no puede oírse otra música que no sea la que compone e interpreta. El problema es que a veces, con todo y partitura, desafina y desentona.
Licelot Marte de Barrios.
La Cámara de Cuentas, por ejemplo. Enrique IV quería ser rey de Francia y se hizo católico con un alegato que la historia registra como sabio. Dijo “París bien vale una misa”.
Ahora que fueron escogidos los miembros del organismo fiscalizador, los enterados se preguntan si Licelot Marte y sus compañeros merecían el despropósito del Senado de la República, el cual se atribuye al presidente Leonel Fernández. Incluso, fue una de las decisiones que se pierden en el misterio, pues ni siquiera se tuvo el ingenio de hacer un arroz con mango con uno o dos de los recomendados por la oposición…
LA BURLA
Jacques Attali.
El Código Attalí, cuyo verdadero nombre es República Dominicana, 2010-2020. Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo Estratégico de la República Dominicana, ha sido para el gobierno como un río despierto para un nadador inexperto. Los oponentes (que no son solo sus opositores políticos) le han dado a beber agua por boca y nariz. No lo han ahogado, pero no por falta de esfuerzos, pues ese estudio ha venido como anillo al dedo.
El Estado y la Nación estaban desnudos, carentes de todo, y Attalí y su equipo llevaron ese striptease a extremos increíbles. No sólo mostraron las inclemencias, sino el esqueleto.
¿Por qué el gobierno dominicano encargó una investigación que no era necesaria, pues existían indagatorias similares, y los extranjeros no hicieron más que llover sobre mojado? Desde todos los puntos de vista fue un ejercicio cínico, una provocación a un pueblo que no sabe reaccionar porque sus élites lo entretienen con paseos por bulevares.
La Marcha de los Paraguas Amarillos, por ejemplo. Ese cuatro por ciento ni siquiera es un sueño, sino una de las tantas burlas. De lado y lado…
LA REFORMA
El Código Attalí, además, es una de las tantas perversidades que se cometen a diario, pues el gobierno que pagó un millón de dólares a los técnicos responsables, lo desconoce a la primera oportunidad.
La Cámara de Cuentas, por ejemplo. En la página 38, propuesta 2, plantea: Reformar la Cámara de Cuentas para dotar al Estado de un control externo eficaz e independiente.
A renglón seguido presenta el contexto, donde se resalta la importancia del organismo, a su juicio crucial, pues “no sólo permite verificar los gastos de las diferentes instituciones, sino también informa a la población sobre el uso de los recursos públicos”. Además, recuerda que la CEPAL señaló sus problemas de independencia y de eficiencia. Lo mejor de este aparte viene al final.
Cuando cita los actores de esta reforma, menciona dos: Presidencia de la República y Congreso Nacional. Fueron las influencias del Palacio Nacional y la subordinación de las cámaras las culpables de lo que es un lamento nacional: una Cámara de Cuentas que no es independiente, y mucho menos eficiente…
ELEMENTOS
La mezquindad política fue indudable en la aprobación de la Cámara de Cuentas, pues el PLD comió con su dama. La perversidad fue otra de sus burlas, ya que no tiene sentido que provoque expectativas de cambio o de reforma que luego desinfla como pompas de jabón. Aunque en lo que no falló fue en la oportunidad. Se había anunciado que las ternas sometidas por la Cámara de Diputados serían objeto de un riguroso escrutinio, y que en esa tarea –una comisión ad hoc del Senado– se tomaría dos o tres semanas. Sin embargo, el presidente Leonel Fernández debió salir del país, y como en ocasiones anteriores, se hizo coincidir una cosa con la otra. El jefe del Estado, aunque se dice que todos los senadores son suyos, no se confía. Quiso, antes de irse, dejar resuelto ese “problema”…
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