Yasir Mateo Candelier
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Esta es una serie de tres artículos con mis opiniones personales acerca de lo que debe ser un hombre y ejemplos de algunos de ellos. Describo los diferentes tipos de bípedos humanos varones o de individuos nacidos del sexo masculino, pero mi finalidad es que se entienda todo lo que implica la palabra hombre en el sentido social y humano. También coloco ejemplos de algunas personas que ostentan esta calidad.
Empiezo explicando lo que aleja a una persona de llegar a ser un hombre, de algunos tipos de seres nacidos varones, de los casi-hombres y finalmente de los hombres. Que aproveche.
Cuando yo era muchacho leí que Diógenes salía con un candil en pleno día y decía: “Voy buscando un hombre”; y que en algún otro momento respondió a alguien que le preguntó si había concurrido mucha gente a los juegos olímpicos: “Gente, mucha; hombres, pocos”. Los dioses hicieron a Diógenes capaz de distinguir a los hombres de los que no lo eran, y a mí el Diablo me ha castigado con la maldición de identificarles y admirarles, negándome la posibilidad de llegar a ser uno de ellos.
No voy a parcializarme con ideologías políticas ni quiero que se llegue a la conclusión errónea de que para llegar a ser un hombre hay que ser rico o famoso; simplemente haré un repaso de lo que me ha contado mucha gente, de lo que he leído y de mis propias experiencias y apreciaciones personales sobre los pocos hombres que he encontrado en mi camino en estos 33 años. Tampoco me referiré a ningún miembro de mi familia debido a que “estamos sentimentalmente comprometidos”, como me dijo Héctor Pereyra, un psiquiatra amigo mío que murió hace poco.
Se tiene la posibilidad de llegar a ser un hombre entre los 25 años, más o menos, hasta que se llega a una edad que ronda los 70 años. Antes de los 25 años se es un jovencito, un muchacho, un adolescente o un niño. Después de cierta edad se puede ser un tipo sabio, con experiencia, equilibrado, pero nunca un hombre, ya que la condición de hombre amerita vigor físico, actividad y ausencia de achaques. Después de los 80 años existen personas que alguna vez fueron varones, los cuales pudieran mantener cierta claridad mental y valerse sin problemas por sí mismos, pero la realidad es que la totalidad de nosotros, llegada esa edad, nos convertimos en “una vaina ahí”. La gente que llega a esta edad no guarda en sí misma ni el vago recuerdo de lo que algún día fue, si es que alguien se acuerda de lo que fue.
También es importante aclarar que lo que sigue a continuación no es una gradación necesaria para conseguir la condición de hombre. Se puede ser un tipo común y corriente, un tipo destacado o un tipo extraordinario, y desde cualquiera de estas posiciones saltar a ser un hombre. Sin embargo, el empeño en practicar algunas actividades que dan pábulo al alejamiento de llegar a ser un hombre pueden invalidar al bípedo humano varón de conseguirlo, ya que en esto existe un punto de no retorno.
Lo que aleja de ser un hombre.
En la cultura popular dominicana, un hombre es un tipo que “se mata con cualquiera”, come muchísimo, tiene varias mujeres en su lista, si es posible esposa y querida mudada, “aguanta el trago” -y no bebe cualquier vaina- porta un arma de fuego, conduce una “yipeta” y adonde quiera que llega un montón de gente se le acerca para pedirle dinero. Un macho de hombre. Por eso Trujillo, el dictador, era y sigue siendo para muchos dominicanos el paradigma de un hombre de verdad. Nada más lejos de la realidad. Trujillo era valiente y sanguinario, trabajador y despiadado. No era un hombre, era un tígüere muy astuto, un tipo megalómano, cariñoso con su familia y asesino de muchas familias. Trujillo no era un hombre, era un déspota. Sin embargo, tenía algunos rasgos que fueron el principio de una carrera que nunca terminó: La de ser un hombre. Valentía y trabajo. Sin embargo, le faltaba muchísimo para acopiar las virtudes necesarias para ser un hombre de verdad.
Algunos oficios y actitudes que alejan a los bípedos humanos del sexo masculino de ser hombres son las siguientes:
1.- El narcotráfico y la delincuencia en general.
2.- La tacañería.
3.- La mediocridad.
4.- La pretenciosidad.
5.- El maltrato a la mujer.
6.- La falta de empatía con los demás.
7.- La prepotencia.
8.- Las pasiones desmedidas en los vicios.
9.- La crueldad.
10.- Dedicarse a cantar reguetón.
la droga, Pablo Escobar Gaviria.
El narcotráfico y la delincuencia en general matan el alma, y un individuo sin alma jamás podrá ser un hombre.
No es un hombre el que presume delante de los demás que tiene esto o aquello porque las posesiones por sí solas nunca provocarán la envidia de la gente sensata.
Hay que ponerse en los zapatos de los demás. La crueldad sólo es propia de seres humanos malvados. La crueldad no es natural ni siquiera de los animales, que matan por necesidad, no por crueldad. Los que fomentan el odio hacia otros seres humanos -en el caso de nuestro país el odio hacia los haitianos- no son hombres. Una cosa es que la ley se cumpla y otra cosa muy diferente es la arbitrariedad y el abuso hacia los semejantes.
Un individuo que se dedique a cantar y a bailar reguetón, tal y como se presenta en este momento, promueve la pretenciosidad, la violencia, el consumo de drogas y alcohol y el maltrato a la mujer presentándola como mero objeto sexual. Un tipejo estrafalario y frívolo, aunque tenga una que otra virtud importante, no podrá jamás llegar a ser un hombre. No puede llegar a ser ni por asomo un remedo más o menos aceptable de un hombre. Imposible.
1) Un tipo común y corriente.
José Feliciano.
Yo soy el arquetipo de un tipo común. A veces se me olvida o no me da la gana de afeitarme o de vestirme correctamente, o las dos cosas. Si me joden mucho, respondo, aunque tengo que reconocerme gran paciencia para tolerar a los necios. Tengo debilidades y defectos acentuados. Antes era aficionado al vino y siendo sincero he de afirmar que yo no dejé el vino, el vino me dejó a mí. No puedo escuchar a José Feliciano porque me olvido de hacer lo que sea que esté haciendo, inclusive cosas de trabajo, para dedicarme a recordar y a fantasear. Sus discos bajo el título “Bohemia” en particular los mantengo siempre alejados. Mi novia no se cree lo sencillo que es para una mujer embaucarme. “Eres débil” me dice la novia apretando los dientes con impotencia. Sin embargo, cada día me esmero en la quimera de algún día llegar a ser un hombre. Todas las noches reflexiono sobre lo que he hecho bien y sobre lo que he hecho mal durante la jornada, inclusive sobre las cosas que me alejan cada vez más de ser un hombre, y me frustro con la idea persistente de que es misión casi imposible arribar al puerto lejano donde echas el ancla como hombre. Es extremadamente difícil y complicado. Hay que reunir muchas condiciones, cualidades y virtudes y desechar muchas otras cosas que sin uno darse cuenta se han convertido en costumbre. Además, eso de verme rodeado casi siempre de mequetrefes, tipejos y tipos comunes como yo, y no de hombres, no es que me haya ayudado mucho que digamos.
Yo soy el arquetipo de un tipo común. A veces se me olvida o no me da la gana de afeitarme o de vestirme correctamente, o las dos cosas. Si me joden mucho, respondo, aunque tengo que reconocerme gran paciencia para tolerar a los necios. Tengo debilidades y defectos acentuados. Antes era aficionado al vino y siendo sincero he de afirmar que yo no dejé el vino, el vino me dejó a mí. No puedo escuchar a José Feliciano porque me olvido de hacer lo que sea que esté haciendo, inclusive cosas de trabajo, para dedicarme a recordar y a fantasear. Sus discos bajo el título “Bohemia” en particular los mantengo siempre alejados. Mi novia no se cree lo sencillo que es para una mujer embaucarme. “Eres débil” me dice la novia apretando los dientes con impotencia. Sin embargo, cada día me esmero en la quimera de algún día llegar a ser un hombre. Todas las noches reflexiono sobre lo que he hecho bien y sobre lo que he hecho mal durante la jornada, inclusive sobre las cosas que me alejan cada vez más de ser un hombre, y me frustro con la idea persistente de que es misión casi imposible arribar al puerto lejano donde echas el ancla como hombre. Es extremadamente difícil y complicado. Hay que reunir muchas condiciones, cualidades y virtudes y desechar muchas otras cosas que sin uno darse cuenta se han convertido en costumbre. Además, eso de verme rodeado casi siempre de mequetrefes, tipejos y tipos comunes como yo, y no de hombres, no es que me haya ayudado mucho que digamos.
Cuando salí de mi casa a recorrer mundo hace algunos diez años, creí con la ingenuidad y la inocencia que albergan los muy jóvenes que iba a conocer algunos hombres, pero lamentablemente no fue así. Busqué, escudriñé, cavé, trepé, me zambullí y a mi alrededor sólo encontré cascarones vacíos, fachadas de hombres; la mayoría de las veces mucha espuma y poco chocolate. Algunos de estos cascarones y fachadas eran muy vistosos, como el embajador que se viste muy elegante, pero que en realidad es un canalla vanidoso, oportunista y medio pájaro, o el empresario exitoso que sólo presume de su dinero porque no tiene nada más de lo que presumir. Gran decepción para mí ha sido darme cuenta por propia experiencia de que hombres hay muy pocos en el mundo, como dijo Diógenes, del que me reía hace muchos años por adivinar equivocadamente en ese aserto una chanza, una jocosidad de su parte.
2) Los tipos destacados son asequibles, se pueden encontrar fácilmente. Hipólito Mejía es el ejemplo perfecto de un tipo destacado. Es un empresario de éxito, tiene cierto carisma, cultiva la amistad de un grupito que le quiere mucho y además se le reconoce lealtad... hacia los suyos. Ya ha cumplido los 70 años y por lo tanto su oportunidad de llegar a ser un hombre más o menos ha pasado. Digamos que le quedan dos o tres años para tratar de ser un hombre. Misión imposible. Ha maltratado de palabra a mujeres, finge empatía hacia los demás y para más inri es prepotente, ya que aquél que no le sigue u opina diferente es inmediatamente adjetivado por él y sus iguales de cualquier cosa. La elegancia en el decir y en la apostura brillan por su ausencia y su deporte favorito es burlarse de los más pobres en particular y de todos los demás en sentido general. Cree que haber sido presidente le da prestancia, pero la dura realidad es que los altos cargos lo único que hacen es dar visibilidad a las cualidades positivas y negativas de los que acceden a ellos. Carece de grandeza. Lo demostró cuando supo que su reelección era imposible y sin embargo insistió en ella. Lo demuestra cada vez que trata de minimizar despectivamente a sus oponentes en vez de promover una competencia de altura, como debería ser lo propio en un ex-presidente.
Joaquín Balaguer era 3) un tipo extraordinario, pero no era un hombre en el sentido que he mencionado al principio de esta serie. Se le reconoce templanza en tiempos muy difíciles, valentía, inteligencia, sentido de la responsabilidad, firmeza de carácter e ilustración. Sin embargo, las dos condiciones imprescindibles para ser un hombre, grandeza y generosidad, eran inexistentes entre sus virtudes. Sabiéndose ya de edad avanzada, no tuvo la magnanimidad de estimular a la juventud de su partido para que le sustituyera al frente de su organización; no quiso legarla a su pueblo. Pero si no fue generoso con muchos de sus propios hijos, a quienes ni siquiera reconoció ni les abrió la puerta de su casa cuando trataban de conocerle, mucho menos hubiésemos esperado su desinterés o desprendimiento dejándole al pueblo el legado de un partido fuerte que contribuyera a la democracia de su país.
Porfirio Rubirosa, primer
play-boy del mundo.
Porfirio Rubirosa era otro tipo extraordinario. He conversado con uno que otro anciano que tuvo la dicha de compartir con él. Les comenté que la imagen de Porfirio en las fotos que he visto no era la de un sex symbol destacable como esas estrellas masculinas del cine de Hollywood de los años 40 y 50, y aceptaron mi apreciación sin reparos. Sin embargo, todos coincidieron en decirme: Es que cuando se estaba al lado de Porfirio se sentía uno como la única persona en el mundo.
Seguiré la semana que viene con ejemplos de los casi-hombres y sus virtudes. Aparte de algunos ejemplos de ellos.
Madrid, Espana, viernes, 28 de enero de 2011.
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