viernes, 4 de febrero de 2011

En blanco como en morado: Unidad o muerte

 
EL BULEVAR DE LA VIDA //
Pablo McKinney

Situémonos en el escenario posible de que el domingo 6 de marzo a las 9:23 de la noche, el derrotado de las primarias perredeístas se presenta a la casa del vencedor, le coloca la mano derecha en el hombro izquierdo y le dice: “has vencido, cuenta conmigo para llevar el PRD al Palacio Nacional.” (Ahí vendría un aparte, en el salón tercero, ambiente cuarto de la dacha, amarres, convenios, afectos y ya). 

Si eso ocurriese, -lo que hoy luce difícil pero no imposible ni mucho menos improbable-, el PLD gubernamental tendría entonces que hilar fino. 

Es en ese hipotético escenario donde el tándem Leonel and Danilo sería fundamental y la reconciliación entre ambos una necesidad impostergable si quieren los morados seguir al frente de la res pública. (Es de todos sabido que en el PLD, Leonel se ha ido quedando sin adversarios, no porque los haya matado a todos, como el Balaguer de los Doce Años y sus bandas, sino porque ha ido venciendo a cada uno en las urnas o el gabinete. 

Fuera doña Margarita de estos afanes, si partimos de los resultados de todas las encuestas de mínima credibilidad veremos que en el PLD sólo Danilo tiene los votos suficientes para vencer -no a Leonel-, pero sí a cualquier otro -delfín o no- y competir con alguna posibilidad frente a un PRD unificado. 

Por eso, la vieja guardia del PLD, los escasos señores a quienes ambos respetan mucho, digamos Temo o Reynaldo, más los “notables” del clero o del empresariado, deberían pichar ese juego. (Los poderes fácticos aman la estabilidad como nadie, amor.) 
Sin Leonel en la contienda y ejerciendo de árbitro y líder -como ha prometido-, Danilo ganaría con relativa facilidad las primarias moradas; (a menos que el mismo Leonel permita que se repita el escenario peledeísta de junio de 1999, que marcó el inicio formal de la debacle ética del PLD). Pero un PLD desunido no sería capaz de vencer a un PRD unificado. Recuerden a Bosch: “si me engaña una vez, sinvergüenza es…) 

(En 2016, Leonel seguirá siendo un joven político de 62 años, dueño del mejor discurso y visión políticos de la era post caudillos, y propietario de una obra de gobierno cuyos logros superan con creces sus fracasos, dubitaciones, excesiva tolerancia, falta de cancelaciones.) 

Tal que ambos partidos, desgastados por su paso por el poder y por la crisis ética, de seguridad, educativa y de falta de autoridad que padece el país, dependen de estar unidos para seguir o alcanzar el poder. 

Queda aquí la advertencia. De todos modos, “aquí se quedan sólo los fantasmas. Ustedes pueden irse. Yo me quedo.”

Santo Domingo, R.D., viernes, 04 de febrero de 2011.

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