José Antonio Torres
Aunque República Dominicana siempre ha sido dirigida por gobiernos conservadores, al margen de los nombres que adornan a los partidos favorecidos por los electores, existía una esperanza de que pudiéramos mejorar en términos, si no ideológicos, al menos en el comportamiento del liderazgo político nacional.
Pero la impotencia ante la falta de opciones y la frustración debido a la inconducta de quienes en el pasado se ofertaron como paradigma de honestidad, moralidad y honradez en el ejercicio de la función pública, está llevando a la población a no interesarse por nada.
Sólo hay que recorrer cualquier barrio pobre: el agua potable llega una o dos veces por semana, los apagones superan las 15 horas al día, y el desempleo supera el 30%, pero a nadie parece importarle.
Si toma al azar una de estas personas y le cuestiona sobre la corrupción, se destapa con un discurso progresista, pero no se sorprenda si al día siguiente lo encuentra con una gorra promocionando la candidatura de alguien sometido a la Justicia por corrupción.La gente no come cuento con su “jumbo” y protege más el colmadón donde desahoga la frustración de su impotencia, que el derecho de sus hijos a una educación de calidad. Para esto se necesita el 4% del PIB.
Tampoco parece importarle que nos encaminamos hacia una nación con deudas impagables para las futuras generaciones, sin que nadie pueda explicar con claridad el destino de esos recursos.
Nadie se cuestiona por qué tenemos los servicios de teléfono, electricidad, cable, Internet, salud y educación más caros del mundo, y al mismo tiempo son deficientes. La propaganda de que estamos bien ha podido más que la realidad de la gente.
Pero lo peor es que, al parecer, caminamos hacia una sociedad de mudos. Es como si estuviéramos en presencia de un paciente con una enfermedad terminal, que perdió toda esperanza de vida.
Santo Domingo, R.D., martes, 01 de febrero de 2011.
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2011/2/1/73817/A-la-gente-no-le-importa-nada
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