martes, 1 de febrero de 2011

María Elena Walsh


Susi Pola

El 10 de enero pasado falleció María Elena Walsh, escritora y poeta argentina que aportó a su país, a la región y al mundo, una obra literaria polifacética y prolifera, basada principalmente en la literatura infantil, un legado de obras y canciones llevadas al teatro y en los escenarios más grandes del mundo.

Nacida en Buenos Aires, el 1 de febrero de 1930, tuvo una infancia y juventud inspiradora, con lo que ella misma describió, como “un ambiente de clase media ilustrada; gente con sensibilidad hacia el arte, la lectura, la música; un privilegio de cuna muy grande que  es como heredar una fortuna",

Cristina Kirchner y María Elena Walsh. 

Su padre, Enrique Walsh, irlandés empleado del Ferrocarril de Buenos Aires, era pianista, influyendo en la inspiración de María Elena, hasta su muerte. Su madre, argentina descendiente de andaluces, también compartía con María Elena y Susana, sus dos hijas, una cultura plagada de musas.

Desde los 12 años estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, de Buenos Aires, donde compartió con figuras que como ella, serían luego de renombre mundial, como Sara Facio, la fotógrafa destacada, su compañera a la hora de su muerte.

El año en que murió su padre, 1947, antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, publicó su primer libro, “Otoño imperdonable”, recibiendo el segundo premio Municipal de Poesía, alabado por la crítica y por los más importantes escritores hispanoamericanos.

María Elena, dueña de gran sensibilidad para expresar el arte, fue cantante y compositora de temas reconocidos, conformando de 1951 a 1956, un dúo con Leda Valladares, artista del folclore cotidiano del Nordeste argentino, con quien vivió en esos años en París, cantando canciones folclóricas de tradición oral de la región andina de Argentina, en cafés y boites, y logrando un contrato en el famoso cabaret Crazy Horse. En la capital de Francia se relacionó con otros artistas como la chilena Violeta Parra, la estadounidense Blossom Dearie y con el argentino Atahualpa Yupanqui, por entonces radicados allí.

Una cuartilla exigida, se queda corta para hablar de la obra y la vida de María Elena Walsh y mostrar el contenido reivindicativo de su obra, pero estas pocas líneas desde nuestro país caribeño como homenaje a una mujer grande y compartida por Latinoamérica y el mundo. La que despertó la trascendencia de niños y niñas; defendió a la “eñe”; postuló con su pluma por las mujeres; cantó a la tierra y escribió por ella; la que dignificó la autenticidad de la vida elegida.

La que una vez, cuando le preguntaron como quería ser recordada, dijo: “Como alguien que quería dar alegría a los demás, aunque no le saliera siempre".

Santo Domingo, R.D., martes, 01 de febrero de 2011.

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