Lo que tiene como base la verdad no hay mentira que lo destruya.
Todo el que se sienta perredeísta, siente en este momentos los gritos de unidad que sale de lo más adentro de su conciencia. ¡Unidad, unidad, unidad!
Sin unidad, no hay triunfo posible, no hay victoria, ni de un lado ni del otro; así que aquí nos conviene y es un asunto de vida o muerte procurar la unidad.
La unidad que ha de procurarse debe ser mayor que el simple discurso, debe ser con el convencimiento de cada uno de los elementos que componemos el cuerpo que se llama PRD. Que la Dirección quede conforme, y las bases también.
Es buscar una fórmula eficaz que cure una gran enfermedad. Pero las formulas eficaces que curan grandes enfermedades no nacen de la noche a la mañana; son el producto de muchos ensayos, de muchos esfuerzos, de muchos errores. Prueba de ensayo y error. Sobre todo cuando como en estos tiempos se busca fórmulas sin la cooperación, cada quien busca la formula con los solos elementos que posee.
Esta perredista, se atreve a proponer una fórmula que sale del axioma de arriba: ¨Lo que tiene como base la verdad, no hay mentira que la destruya¨. Recuerden ya nuestros rivales compraron las viandas para el sancocho esperan que nosotros le enviemos las carnes. Mandémosle un jabón -esto para ser benevolentes merecen otra palabra de igual estructura y rima.
El compañero Miguel, está convencido y así lo dicen sus números depurados, que ganó la convención. Acaba de declarar que el 12.5 % de las actas fueron anuladas, (456) en total, El tiene sus pruebas.
Dice Miguel de manera directa, Que bailaron en nuestra fiesta 366,500, no invitados y que además de bailar llevaron el mandato expreso de dañar nuestra celebración y le salió el plan a la perfección. Me imagino sus macabras carcajadas, y el ¡te ayudé! Que los teléfonos transmitieron a los que “ganaron”
De manera clara; lo que acabo de decirle es que 366500, no perredeistas votaron en la convención que debió ser solo de perredeistas. Si bien es cierto que el padrón fue abierto pero era para los que no estaban en los partidos reconocidos, y más bien, esos estaban expresamente advertidos que no podían acudir.
Pedir la unidad a Miguel es fácil para cualquiera; colocarse en la posición de Miguel, calzarse sus pantalones es lo que es difícil, muy difícil, engañado, traicionado, pero con el verdadero partido en sus manos, no es fácil.
Un hombre de carácter como es él, no se doblegará tan fácil. Lo de él no es un pataleo. Es la fuerza de la razón la que grita y lo impulsa. Piense un rato, vea su panorama.
Él también quiere la unidad, ¿Cómo no la va a querer? Pero una unidad en base a la verdad, una verdad que dice que él obtuvo un 61% de los votos de a un 39 %, de su competidor; que tampoco tienen por qué aceptar tan fríamente esa realidad y que sé que no van aceptar de ninguna manera.
Pero, pedimos unidad. Solo veo un camino para que esto suceda, para que suceda bien, para que nos unamos las bases, para que nos unamos los dirigentes .No es mágica, no es fácil, no es cómoda, nos es barata. Pero estamos a tiempo.
La única forma de demostrar de una vez y por todas quien es quien y, como cuando hacemos ciencia, para saber si una hipótesis es comprobable la volvemos a experimentar.
Volvamos a la mesa de votación, anulemos la convención, por los vicios demostrados, y si Miguel no tiene razón, se demostrará, no tendrá otro remedio que apoyar al compañero Hipólito y se quedará sólo sino.
Esta humilde perredeísta que lo ha apoyado, no lo seguiría si se le demuestra que perdió y aun se obstinaría en declararse ganador. Si en una nueva votaciones el compañero Hipólito se impone, yo hago fila en su frente, aunque he jurado ser leal a Miguel hasta la muerte. Sería entonces más leal a mi conciencia.
Acepten en reto, volvamos a las votaciones; ese sería el mejor arreglo, depuremos el padrón que todavía hay tiempo, convoquemos para dos meses y que gane el perredeísta que tenga más perredeístas. Total, lo que es igual no es ventaja. Esa es la única manera de asegurar la unidad verdadera en nuestra familia perredeísta. Seamos valiente recuerden sin unidad nadie tiene nada, perdón nuestros enemigos reales y verdaderos lo obtendrían todo. ¿Es lo que queremos?
Santo Domingo, R.D., domingo, 27 de marzo de 2011.
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