martes, 5 de abril de 2011

Biodiversidad

Por Ramón Alburquerque


El tiempo vuela con dioses que paren
ángeles y primaveras.
 El calor de la lucha por la vida
alborota la atmosfera cargada
de polen.
Flores, frutos, esencias y colores
atraen visitantes que riegan 
semillas de multiplicación.

Así vive en silencio la eternidad,
en nacimientos y muertes,
en viajes  sin rumbo del espacio sideral 
vestida de materia y energía.

Ojala toparme con el Creador
para que me diga de la biodiversidad,
de las moscas y las estrellas,
de las ternuras de las ballenas lactantes,
y de la muerte del mamut
aterido de tristeza,
hace millones de años.

Procuro saber del zumbador
y del águila que anida entre las piedras,
escuchar el gemido de las bacterias y los virus
en su metabolismo de gigantes,
mientras atrapo serpientes
para evitar el pecado.

Oigo la melodía del viento
tocando rocas
en los desiertos de mi vida.

Soy mamífero con pensamiento herbívoro, 
llevo alegrías de células que tejen músculos,
huesos y hasta neuronas,
cuando sabemos que es inútil pensar.

Somos placentas hechas niños,
sangre y savia,
piel y corteza,
hielo y fuego,
ruidos y silencios.

Muerte y vida, vida y muerte,
Se nace para morir y se muere para vivir.

Somos percepción y realidad,
existencia en fantasía,
simulación de carne y energía,
materia de nostalgia
en el llanto
del niño que nace cada día.

El parto de la Tierra es secundario
mas importa el universo y
sus trillones de galaxias,
donde faltan, sin embargo,
las notas de un trovador,
que dulzufique los ecos
de la infinita expansión.

La historia saturada de machismo,
busca comadronas que reciban
en sus manos,
las nuevas auroras digitales,
que vienen a orientarnos,
hacia el conocimiento total.

En tiempos casi cibernéticos
subsisten resabios ingratos,
cuando niños inocentes,
corretean y apedrean
sapos y lagartos,
al tiempo que hombres
incapaces de sostener juramentos
crian  gallos para desafiar la muerte.

Esta cultura ecocida,
dueña de flora y fauna,
ahuyenta cernícalos y ruiseñores,
mata focas y delfines,
y tala la esbeltez de las palmeras,
todo en aras de mimar tesoros,
que luego esconde,
en lúgubres bóvedas y cajas fuertes.

Aun tengo esperanza…
oro por la vida del universo,
en los anillos de Júpiter,
en el abrazo del ovulo y el semen,
en fin,
espero que en las células,
se esconda el tiempo, el amor
y la canción.

27 de marzo 2011

Santo Domingo, R.D., martes, 05 de abril de 2011.

http://www.presenciadigitalrd.blogspot.com/poesia/2011.04/05-Biodiversidad

No hay comentarios:

Translate