lunes, 25 de abril de 2011

Cristina


CHIQUI VICIOSO

Me pareció entrever cierta ironía en el comentario de Fidel sobre Cristina Kirchner, cuando dijo que ya le habían informado sobre su rutina matutina, la cual consistía, entre otras cosas, en unas cuatro horas de ejercicio y masajes.

Cristina Fernández viuda Kirchner, 
presidenta de Argentina.

Curioso el comentario, en un hombre que ha hecho del deporte un modus vivendi y uno de los indestructibles instrumentos de su política.  El apoyo del Estado cubano a la excelencia  de sus atletas en todos los ámbitos, incluido el de la esgrima, es una de las columnas de la Revolución Cubana.   Por cierto que la humanidad, ha contemplado con horror como, para vergüenza del pueblo norteamericano, Posada Carriles, quien le puso una bomba al avión de Cubana donde viajaba el victorioso equipo de esgrima de la  hermana isla,  ha sido absuelto por un jurado de Texas, cáncer-lugar, una vez más, maldecido por los Dioses.

Fidel y Cristina. 

Por eso ver a un grupo de niños compitiendo descalzos en el asfalto (cuando con un ticket de primera clase en American, de uno de los tantos jóvenes y –soberbios.- ejecutivos gubernamentales,  se podrían comprar unos doscientos pares de tenis) no solo me partió el corazón, sino que me hizo desconfiar del mucho y  sonriente “ejecutivismo” mediático.

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil.

Cristina es bella y se cuida, pero es también una dirigente política de larga data.  En 1989 fue electa legisladora provincial en la Cámara de Diputados de Santa Cruz, y reelecta en 1993; en 1995 ingresó al Senado por la Provincia de Santa Cruz; y para las legislativas del 2005 fue elegida senadora de  Buenos Aires por el Frente para la Victoria, venciendo por 26 puntos a Hilda González de Duhalde, esposa del ex-presidente Eduardo Duhalde.  En esas funciones mantuvo un perfil de activa defensa de los derechos humanos de las mujeres y  jóvenes, tanto en Argentina como en América Latina, y se hizo firme promotora de la actividad política de las mujeres.  Olvidaba decir que a esos cargos accedió desde la Universidad, donde inició su militancia en el Frente de Agrupaciones Eva Perón y luego en la Juventud Universitaria Peronista, donde conoció a Nestor Kirchner.

Cristina y Hugo Chávez. 

Cristina no es Dilma, militante inmune a la seducción de la riqueza, quien nunca tuvo tiempo para el autocuidado, ni anduvo con la mala compañía de personas que operan con Loases.  Como guerrillera urbana, conoció a su esposo en la cárcel, donde ambos eran sometidos a la tortura, y de allí emergió más firme y más bella en la verdadera dimensión de la palabra.

Y es eso lo que hay que recordar para no copiar experiencias que aquí se asumen victoriosas por la forma.  Una falda es una falda, no un pasaporte, y el ingenio de Fidel y Chávez ha estado en su originalidad para crear nuevas y por tanto inéditas soluciones.

A sorprendernos pues.

Santo Domingo, R.D., lunes, 25 de abril de 2011.

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