jueves, 14 de abril de 2011

La Constitución

Al Día
JUAN JOSÉ AYUSO

Algunos investigadores de la historia ponen hoy de relieve el hecho de que el pueblo se lanzó el 24 de Abril de 1965, convocado por los dirigentes del Partido Revolucionario, a una rebelión con el objetivo de reestablecer la vigencia de la Constitución de 1963 y el gobierno constitucional de Juan Bosch.

 El 25 de setiembre de ese último año fue derrocado el régimen constitucional, el primero que se daba el país con libertad desde 1928, por un golpe cívico-militar con la participación de la misión militar norteamericana, el empresariado y jerarcas de la iglesia católica.

 Juan Bosch y el coronel Rafael 
Tomas Fernández Dominguez. 

A través de la historia de la humanidad, los pueblos han sido convocados a grandes rebeliones y a revoluciones con el objetivo de conquistar derechos y libertades de pan, trabajo, salud, vivienda y justicia.

 El dominicano atendió a la consigna de “retorno a la constitucionalidad sin elecciones” y quizá el hecho de ese postulado abstracto movió a mayor preocupación a la clase dominante y a los superdominantes de Estados Unidos.

 La invasión militar norteamericana del 28 de abril no sólo fue formidable en número de soldados y modernidad de armamentos sino que implicó, ejecutado hasta hoy, un programa de sustitución cultural mediante el cual se ha tratado de que los dominicanos pierdan la sensibilidad nacional que los lleve a un estado superior de conciencia.

 Votaciones. 


Hoy en día, las elecciones se ventilan con la entrega de dinero a los votantes y, en los casos más primitivos y descarados, con tirarles a las masas puercos, pollos y salchichones a fin de comprarles el voto.

 A esto ha conducido aquel programa de sustitución cultural que implica, en un sentido más profundo, el desapego del criollo por sus valores y por su nacionalidad, manifestado en un hecho que revelan encuestas: más del 60 por ciento de los ciudadanos aceptaría como destino de trabajo otro país que no sea el suyo.

 Los excesos de corrupción y de “conceptualización” de principios democráticos subvertidos y pervertidos por gente cuya capacidad básica es la de enriquecerse con los fondos del erario, lanza un alerta que escucha y que moviliza a ese resto de los dominicanos con sensibilidad y conciencia.

 En estos mismos días, organizaciones de la sociedad civil y del empresariado, como de grupos barriales y profesionales, “pegan el grito al cielo” por las violaciones de la Constitución desde el mismísimo Congreso, Senado y cámara de Diputados.

 El gobierno del presidente Fernández, beneficiario de esas violaciones y sin quizá dueño de las iniciativas de cometerlas, ha tenido que dar marcha atrás en un par de ocasiones pero sin autocrítica ni petición de disculpas.

 La mentalidad y métodos del gobierno, a su propia confesión los del déspota ilustrado Joaquín Balaguer, postulan que “el Presidente no se equivoca”.

Santo Domingo, R.D., jueves, 14 de abril de 2011.

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