miércoles, 13 de abril de 2011

Los jóvenes y la tasa de desempleo


Félix Santana García 

Como resultado de análisis, informes, estudios o diagnósticos llevados a cabo en la República Dominicana, por Centros de Estudios de Desarrollos Internacionales: HARVARD, ATTALI y otros, con financiamiento de Organismos Internacionales, en torno al modelo económico que por años se aplica en el país, estos recogen entre los aspectos más relevantes, los relativos a las políticas: monetaria, financiera, turismo, competitividad, productividad, fiscal, educación y la importante y no menos significativa política de mano de obra local, los cuales han arrojado resultados espeluznantes en este último aspecto. 

Con respecto al modelo económico que actualmente prevalece en el país, estos Centros de Estudios y Organismos Internacionales, han sugerido a las autoridades del país darle un giro al mismo, a los fines de adaptarlo a los nuevos tiempos, ya que consideran que este presenta un pronunciado agotamiento. 

Producto de ello, han surgido voces a favor y en contra del agotamiento o sostenibilidad del presente modelo, el cual se fundamenta en, la producción para el consumo interno con mano de obra poco calificada y no en la exportación. 

Estos diagnósticos revelan que para mantener el ritmo de crecimiento, es necesaria una “transformación estructural”, en la que se privilegien las exportaciones, se diversifique el turismo y se mejore la educación. 

Estas evaluaciones demuestran que la República Dominicana, ha avanzado poco en la reducción de la pobreza, el desempleo y en la mejora de la calidad de su sistema educativo. 
Según datos oficiales, el 56% de la población económicamente activa (PEA) de unos 5,5 millones de personas, están ocupadas en el sector informal, la mayoría con ingresos inferiores al salario mínimo promedio de RD$6,487.50. El 51% de quienes tienen trabajo fijo perciben menos de RD$10,000.00 y otros 15% ganan entre unos RD$15,190.00 al mes. 

Asimismo, estadísticas oficiales muestran que aproximadamente el 80% de los trabajadores con empleo fijo, no pueden comprar la canasta básica valorada en unos RD$23,437.50 al mes. 

Conforme el más reciente Anuario Estadístico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la economía de la República Dominicana es la que más alta tasa de desempleo presenta en relación al resto de países de América Latina y el Caribe de los últimos años, a pesar de que paradójicamente ha sido la que mayor crecimiento ha registrado en su Producto Interno Bruto (PIB). En 2010 la tasa de desempleo fue de 14.4% y la tasa crecimiento del PIB 7.8%. 

Es penoso que jóvenes estudiantes dominicanos, ingresen a centros de enseñanzas superiores con la esperanza e ilusión de que una vez concluyan sus estudios, puedan insertarse en el mercado laboral, pero la sorpresa y desilusión es que al egresar de los mismos, se enfrentan a la triste realidad de que a pesar de ser estudiantes y jóvenes profesionales aventajados, no puedan poner en práctica ni vender sus conocimientos intelectuales. 

La República Dominicana es el país con el más alto índice de desempleo juvenil de Centroamérica, con una tasa de 30.9%, cuando el promedio del resto de países de la zona es de 7%, en materia de desempleo de jóvenes en edades de 15 a 24 años, según datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo Dominicano. 

El país, independientemente de la crisis, arrastra una serie de fallas estructurales, por lo que se impone un cambio de modelo económico, como el que hoy se propone, que reduzca la pobreza y disminuya el desempleo, pues de lo contrario el país seguirá mostrando cifras espeluznantes de: delincuencia, violencia, prostitución, crímenes y una baja significativa en la tasa de estudiantes, específicamente varones, carentes de todo tipo de estímulo para seguir hacia delante y alcanzar su independencia económica y su ascenso en la escala social. 

El Gobierno, no debe oponerse a este cambio de modelo económico, ya que hasta los arboles cambian periódicamente sus hojas. 

Es el caso de los planes estratégicos, los que deben ser revisados cuando menos cada tres años, con el propósito de conocer si es necesario el cambio de: objetivos, metas, misión, visión y estrategias, ya que sin estas últimas, es imposible alcanzar los objetivos mediatos e inmediatos. 

Santo Domingo, R.D., miercoles, 13 de abril de 2011.

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