Eduardo Álvarez
Michelle Bachelet, Dilma Vana Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner están marcadas, cada una de ellas, por una prolongada y sacrificada carrera política que las llevó a ocupar, respectivamente, la presidencia de Chile, Brasil y Argentina. No llegaron por sus lindas caras.
Se equivocan quienes piensan que la gloria de Cristina Fernández corresponde a su esposo, el desaparecido presidente Ernesto Kirchner. Al revés. Ella hizo de él un político exitoso durante 37 años de matrimonio. Se iniciaron en los afanes políticos, ell mientras cursaba la carrera de derecho, en la Universidad de La Plata, él concluidos sus estudios universitarios en 1973. Ingresan ese año al Frente de Agrupaciones Eva Perón [FAEP].
Desde que fue electa diputada del estado de Santa Cruz, ha ejercido diferentes cargos, como el de senadora y diputada repetidas veces, entre el 1995 y 2005. Destaca su activa defensa de los derechos humanos, tanto en su país como el resto de America Latina.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff se integró en los 60 a los grupos radicales de resistencia contra la dictadura de esos años, operando en las organizaciones activamente en las organizaciones de izquierda
Fue detenida en 1970, siendo condenada por un tribunal militar sin ningún tipo de garantías legales, estuvo presa durante 3 años de 1970 a 1973, durante los que fue torturada. Al ser detenida se le llamó la “Juana de Arco de la guerrilla”, debido a su gran importancia dentro de la organización, siendo uno de los “cerebros” de ésta y contando con mucha información. En diciembre del 2006, la Comisión Especial de Reparación de la Oficina de Derechos Humanos del Estado de Río de Janeiro aprobó la solicitud de indemnización de Rousseff.
Michelle Bachelet, hija del general Alberto Bachelet, un destacado militar que luchó al lado de Salvador Allende, ingresó al Partido Socialista mientras cursaba la carreta de medicina en la Universidad de Chile. Tras el golpe militar del 11 de septiembre, su padre, quien formó parte del gobierno de Allende, fue detenido y falleció en presión. Su hija vivió en la clandestinidad, siendo detenida y expulsada de su país por la Dictadura de Pinochet en 1975. Regresó en el ’79 para sumarse a varios movimientos contrarios al régimen.
Trasciende todo el continente como ministra de Salud en el gobierno de Ricardo Lago, llegando a ocupar el Ministerio de Defensa, siendo la primera mujer chilena y latina que ocupa tan comprometedora posición. Antes de ascender a la Presidencia de Chile, en el 2006, había sido electa diputada y senadora reiteradas veces, entre 1995 y 2005.
Margarita Cedeño.
Estos tres notables ejemplos, a propósito de la reciente nominación la esposa del presidente Leonel Fernández, Margarita de Fernández. Guardando la distancia, desde luego, cabe destacar su sacrificio, la preparación y el prolongado esfuerzo, por la libertad y la justicia social en sus respectivos pueblos.
Ni a Trujillo, con todo el poder que acumulo durante su dictadura, se le ocurrió la extravagante idea de llevar a la dominante y acaparadora Doña María Martínez de Trujillo a ocupar el primer puesto de la nación. La colmó de títulos, honores y bienes; le alquiló escritores y los sombreros que quiso, pero, eso sí, sin pasar de las frivolidades que el poder atrae. Y miren, que a Trujillo se le ocurrieron cosas increíbles y extravagantes.
Santo Domingo, R.D., lunes, 11 de abril de 2011.
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