jueves, 21 de abril de 2011

Semana Santa


Juan Taveras Hernández

Termina la llamada “Semana Santa”, que hace años perdió sentido y esencia, convirtiéndose en una “Semana Diabólica” donde resala la violencia y el desenfreno moral de una sociedad cada vez más atomizada y perversa. 

Termina la semana de las estadísticas de muertos y heridos fruto del consumo excesivo de alcohol y drogas, de la velocidad brutal en las carreteras, y del irrespeto a las leyes y normas establecidas. Contamos los muertos y los heridos. Y seguimos como si nada hubiera pasado. Hasta la próxima “Semana Santa” donde ocurrirá más o menos lo mismo. 

Hay quienes consideran que el trabajo de la Defensa Civil, la Policía, Cruz Roja y otros organismos son los responsables de impedir el número de muertos y heridos en las carreteras y de ahogados por intoxicación de alcohol en las playas y los ríos. 

Piensan que los accidentes de tránsito se deben a la ineficacia de las autoridades. 

Y no es del todo cierto. El trabajo que realizan las autoridades es arduo. Pero no es suficiente. 

Nosotros como sociedad tenemos un problema serio de educación, autoridad y disciplina a todos los niveles que deben ser resueltos en el menor tiempo posible. Pero el gobierno no invierte en educación lo que debe invertir. El gobierno invierte en ignorancia porque políticamente es mejor. Un pueblo embrutecido, alcoholizado y drogado, es un pueblo fácil de manipular y controlar. Fácil de conducirlo como ganado al matadero. (En este caso el matadero es electoral) Un pueblo educado no votaría por los sinvergüenzas que lo mantienen en la pobreza material y espiritual. 

El gobierno vive de la ignorancia que genera desorden, indisciplina y borrachera colectiva. 

Las autoridades están demasiado comprometidas con la falta de educación, no sólo académica, sino cívica y moral. Las leyes los primeros en violarlas son quienes deben respetarlas. ¿Con qué calidad moral las autoridades les piden a los ciudadanos que respeten, por ejemplo, las leyes de tránsito, cuando esas mismas autoridades violan la Constitución y sus leyes adjetivas cada vez que les da la gana? 

Invitar a los hombres y mujeres a reflexionar sobre los problemas familiares y sociales en medio de una gigantesca campaña a favor del consumo de alcohol, y de turismo interno por unas carreteras que ni siquiera están bien señalizadas, es una invitación a la muerte antes del “viernes santo” o durante el “domingo de resurrección”. 

Mientras no tengamos autopistas de muchos carriles, bien asfaltadas y señalizadas; bien vigiladas y protegidas; mientras no tengamos educación vial, mientras no se respeten las leyes de tránsito, los accidentes continuaran provocando tragedias. 

Mientras la gente continúe hartándose de bebidas alcohólicas y conduciendo sin respeto por sus vidas, las de sus familiares y demás conductores, seguiremos contando muertos en Semana Santa y en cualquier semana o día. La enfermedad no está en la sábana. 

De todos modos confío en que las tragedias sean mínimas fruto de la prudencia, moderación y recogimiento de la gente. Espero que como en años anteriores el trabajo preventivo de las autoridades haya servido para salvar vidas durante esta “semana mayor” de parranda y bebentina. 

¡Y que salgamos pronto de este gobierno azaroso a ver si este país cambia! 

¡Ojalá!

Santo Domingo, R.D., jueves, 21 de abril de 2011.

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