PANCARTA//
Raúl Pérez Peña (Bacho)
No es todo pero basta decir que Jottin Cury fue el Canciller del gobierno del presidente Caamaño, de la República en Armas en 1965.
Dimensionar en sus huellas histórico-sociales ese acontecimiento, precisa subrayar que fue un alzamiento armado de la cepa del pueblo dominicano en defensa de sus derechos soberanos, desafiando la potencia que trajo su voracidad característica y su política de tierra arrasada con fuego y la sangre.
Acierta 100 x 100 el jefe militar de la insurrección en su destape, Miguel Ángel Hernando Ramírez, cuando considera al pueblo ser el principal protagonista de Abril.
Jottin Cury sostuvo hasta cerrar sus ojos la total reivindicación de Abril con el reconocimiento pleno a Caamaño, Rafael y demás jefes militares y civiles por la dignidad puesta al tope frente al invasor criminal.
Cultivé amistad con Jottin toda una vida, desde la infancia de Jottincito y Julio, y el paso por la adolescencia de Oscar y Alexandra. Palmo a palmo le acompañé hasta que cuajó su triunfo por la rectoría en la UASD.
Compartí tertulias y sistemáticas conversaciones con Jottin en su techos habitacionales y de oficina: calle Dannae, Féliz Mariano Lluberes, Crucero Arens, la Sánchez, Arroyo Hondo, Eugenio de Marchena, Rodríguez Objío, Bella Vista, Arzobispo Meriño (galería artística), y otras locaciones.
El Canciller de la revolución, doctor Jottin Cury, habla en presencia del coronel de Abril, Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Testimonié de cerca su inmersión en los clásicos y decenas de reputados autores, siempre con su enjundia intelectual para interpretar obras y pensamientos, fijando posición al criticar o identificarse con teorías y planteamientos.
Jottin Cury sentó autoridad como uno de los más profundos y versados letrados dominicanos de nuestro tiempo. En la penúltima visita a su despacho le comuniqué algo que le involucra personalmente en el Abril glorioso junto al coronel Caamaño.
La última vez, asistí con los periodistas Jonattan Liriano y Ramón Thomas de Listín Diario. Sin evasivas ni rodeos, Jottin recreó con pelos y señales las conversaciones con la OEA y la ONU sellando el fin de la guerra. Al documentarlos, Jottin facilitó a los colegas su obra “Caamaño ante la OEA”. Ellos testimonian la dignidad destilada por Jottin Cury al hablar de los invasores y su servidumbre diplomática, que calificó con los más duros términos. Paz a los restos de Jottin Cury. Solidaridad con sus hijos y con su esposa Anita Yee.
Santo Domingo, R.D., sábado, 11 de junio de 2011.
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