martes, 19 de julio de 2011

La carrera de los Fernández

Al día//
JUAN JOSÉ AYUSO

(1-3)

Cuando en 1994 Juan Bosch lo propuso como candidato a la Vicepresidencia, Leonel Fernández era un desconocido para los pocos miembros del Partido de la Liberación y la sociedad del país.

 Lo mismo que cuando el caudillo lo impuso como candidato presidencial en 1996, con más del 90 por ciento de los votos.

Joaquin Balaguer. 

Como abogado y profesor en la Universidad Autónoma no alcanzaba mayor brillo que en lo que pudiera llamarse su carrera política hasta el momento.

Fernández no alcanzó la mayoría de votos que le dieran el puesto sino que su victoria obedeció a una maniobra de Joaquín Balaguer a fin de que José Francisco Peña Gómez, del Partido Revolucionario, no llegara al poder.

El nuevo Presidente, que empezó a buscar la sustitución sin traumas del cacicazgo de Bosch y la presidencia y control de su partido, no encontró contendientes internos y, con el poder, impuso su voluntad.

 (Los “dirigentes históricos” del PLD, aún los más engreídos, con la excepción de Danilo Medina, aceptaron el “úkase” del poder y, como hasta hoy, formar la traílla del Presidente).

 La Constitución no le permitía repostularse en 2000 y su partido llevó como candidato a Medina, reputado como “el gran organizador” de la parcela.

 Leonel Fernandez.

Medina perdió del candidato Hipólito Mejía, del PRD, no Fernández, quien  había logrado cuanto se había propuesto.

 Días antes de entregar la Presidencia, reunió entre amigos del poder  de la clase dominante los 100 millones de pesos de capital para establecer la Fundación Global, su segundo brazo político.

 Durante su cuadrienio 1996-2000, a su secretaria Margarita Cedeño se le dio el puesto de subconsultora jurídica del Ejecutivo, maroma formal para encubrir su trabajo auxiliar en tareas de tanta importancia como la de escoger las corbatas y telas y colores de los “fluses” del Presidente.

 Los primeros dos años del gobierno de Mejía y del PRD parecieron alejar las posibilidades de volver del ya presidente y caudillo del PLD pero los dos últimos años despejaron por completo el panorama.

 Hipolito Mejia.

Se diría que en ese lapso no hubo mejor aliado para que Fernández regresara al poder en 2004 por amplio margen.

 “El guapo de Gurabo” reformó la Constitución en 2002 en la culminación de una acción política que no había superado siquiera “Chacumbele”, el de la guaracha de que “él mismito se mató” (recordaba Bosch en su primera campaña política).

 El Estado, pues, financió el tramo inicial y más importante de la carrera de Fernández y el 16 de mayo de 2004 ganó las elecciones con la ventaja  que le facilitó la incapacidad política de Mejía.

Santo Domingo, R.D., martes, 19 de julio de 2011.

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