El Bulevar de la vida//
PABLO MCKINNEY
Visto y escuchado el discurso presidencial, queda confirmado que, una vez más, el PLD apostará a “la estrategia del Cuco”, a la vieja hipótesis de que “el PRD no sabe gobernar”, que sintetiza un slogan hasta ahora electoralmente exitoso: “Para que no vuelvan.”
Tiene uno escrito por ahí, que el mejor argumento del PLD en un proceso electoral es compararse con el más reciente gobierno del PRD. La pregunta es si, por quinta vez, la estrategia funcionará ante una ciudadanía que muestra signos de hartazgo e indignación nunca antes visto en los gobiernos del PLD. No olvidemos que en las pasadas elecciones -de partido a partido- el PRD venció al PLD.
Una vez más, Fernández se negó a concederle un segundo al pesimismo. Una vez más, apostó a ver el vaso medio lleno (-chelitos del FMI y bonos soberanos llegando-) y de pasó mostró los vasos destrozados que son hoy las economías de Estados Unidos y varios países de Europa. Citar males de muchos será consuelo de tontos, que dice el refranero popular, pero lo cierto es que ayuda y Fernández le ha dado excelentes resultados… hasta ahora.
El discurso trató de mostrarnos la gravedad de la crisis mundial, y recordarnos “El año que vivimos en peligro”, aunque este PLD, muertecito de éxitos, sea hoy víctima de “El peligro de vivir los años.”, (título de nuestro nuevo libro de próxima aparición.)
El ejercicio del poder conlleva un desgaste inevitable.
Sé que no es fácil derrotar argumentos exitosos, Profesor, pero si el PLD quiere mantener el poder, tendrá que trabajar sus niveles de credibilidad ante el electorado. Y algo más importante: debe ceder el protagonismo absoluto a su candidato, quien debe encontrar urgentemente su identidad ante el electorado y esforzarse por ser percibido como dueño de su propio camino.
En el acto de anoche, deslucido y frío, sin escenografía ni glamur, (como si no hubiese sido un acto para la televisión) -y donde sobró una silla faraónica y antidemocrática-, Danilo no fue, como debe ser hasta el 20 de mayo, la quinceañera de la fiesta peledeísta. Es más, parafraseando a Cabral, les digo que si un estúpido dice estupideces, un candidato presidencial lo más que llega a decir son “candidateses”.
Es cierto que Medina, de pésimas condiciones histriónicas, no ayuda en lo de la simulación tan necesaria en política, que su timidez lo delata como a un enamorado primerizo, se le escapan los humanos sentimientos, y como a Miguel Vargas, se le nota el dolor en la mirada, pero es él y nadie más el candidato de los peledeístas. Hipólito tiene la simpatía. Danilo tiene el discurso. El pueblo dominicano tiene la palabra.
La guerra electoral ha comenzado.
Santo Domingo, R.D., lunes, 25 de julio de 2011.
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