AM. De Diario Libre
Insisten los funcionarios en resaltar el escenario de crisis global para resaltar la inevitabilidad de los problemas domésticos.
Es cierto, la economía mundial evoluciona a peor cada día y tanto Europa como Estados Unidos tienen problemas muy serios.
Como el ciudadano es consciente de que este panorama nos influye directamente, sigue los acontecimientos internacionales con interés. Y porque está muy atento, y sabe lo que está en juego, mira con lupa las medidas que toma este gobierno.
Y lo que ve es que a diferencia de otros países, los voceros oficiales no piden recortar privilegios y gastos evidentemente superfluos, controlar la nómina pública, tomar medidas de austeridad o combatir la corrupción. Medidas que países más ricos están aplicando como un torniquete.
Eso es lo que enfada a los ciudadanos. Convencidos de que manejando "la percepción" los ciudadanos son controlables, los funcionarios están "percibiendo" erróneamente la situación.
No, no nos parece que hay mucha corrupción o violencia. Las hay. No, no es que percibamos que nuestra economía va mal. Es que no hay empleo. No, nos parece que la vida está cara. Está carísima.
Trabajar más y mejor es casi lo único que se puede hacer en épocas de crisis. Y no siempre resulta, porque para empezar hay que tener trabajo.
Eso es lo que se "percibe", que en otros países los ciudadanos están indignados por las medidas que sus gobiernos están tomando. Aquí, además, por las que están dejando de tomar.
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