Pedro P. Yermenos Forastieri
Una amiga me envió el texto de una columna escrita por el Dr. Rafael Molina Morillo en la cual manifiesta su desacuerdo por la forma que bailan las chicas en los estadios. Mi amiga me decía que estaba de acuerdo con el autor. Eso propició este intercambio:
PPYF: “Pues a mí sí que me parece una mojigatería. No es posible comparar las frías gringas con nuestras mujeres latinas, caribeñas, de sangre caliente. Te aseguro que los fanáticos norteamericanos se pondrían locos con ellas y sus movimientos. Con tantos problemas reales que tiene este país no es para ocuparse de tonterías. Descarto que sea el caso del Dr. Molina, pero en ocasiones se trata de doble moral de muchos a quienes les encanta verlas y quién sabe si hasta…”
Amiga: “Qué pena que consideres tontería que se trate de parar la vulgaridad que se exhibe frente a niños y niñas. La falta de valores es un problema en nuestro país, que va creciendo y esa falta de valores se refleja en otros problemas que son los que tú consideras reales y son los que según tú merecen atención”.
PPYF: “Eso de considerar vulgar lo que hacen las chicas es una consideración subjetiva. A ti y al Dr. Molina les parece así, para mí sencillamente es parte del espectáculo que, dicho sea de paso, tiene atractivos para grandes y chicos.
“Coincido en que la falta de valores es un problema, pero creo que el trabajo que evalúas vulgar no es parte de esa pérdida, sino expresión de una sociedad bullanguera, caliente y divertida, más que por haber perdido sus valores, porque el nivel educativo que le han permitido impide tener capacidad de apreciar expresiones depuradas del arte y por eso goza con chicas con más salero que cerebro.”“Pienso distinto a ti. Afirmas que esa pérdida de valores expresada en las chicas que bailan se refleja en otras cosas y yo creo que es lo contrario, la pérdida de valores y principios de esta sociedad genera que en lugar de ver con lástima que estas chicas tengan que ganarse la vida así, lo veamos con ojos morbosos.”
“Los males de esta sociedad deben ser atacados de raíz. A eso me refiero cuando digo que con tantas cosas importantes perdamos tiempo con esta insignificante consecuencia de una nación que no se alarma por los saqueos materiales y morales a los cuales es sometida.”
Santo Domingo, R.D., sábado, 10 de diciembre de 2011.
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