Eduardo Álvarez
He oído a Julito Hazim decir un par de veces que aquí el que no se ha enterado de que está quebrado es porque no lleva la cuenta. O se hace el loco, añadimos nosotros. Gráfica y convincente explicación que demanda poco esfuerzo para entenderla e identificarse con ella, sobre todo cuando se siente encarne viva, como ocurre en todos los estratos de la sociedad.
Los medianos y pequeños productores sobreviven a costa de endeudarse hasta los tuéstanos, en un desempeño engañoso que los lleva a la quiebra, dejando sus entradas en manos de Impuestos Internos, gastos de energía eléctrica, servicios telefónicos y, en el peor delos caso, de los proveedores de materia prima.
Los negocios, sin importar la escala, están cerrando sus puertas, sucumbiendo a una avalancha de costos insostenibles, con ventas insuficientes para cumplir con estos compromisos. Basta con darse unas vueltas por los centros comerciales para contemplar el drama de tiendas, supermercados, farmacias y colmados vacíos y empleados con las manos cruzadas.
El campo no puede estar peor. Tierras, otrora productivas, se observan mustias y cansadas por la falta de atención oficial. Los hombres de campo no habían vivido una situación tan espantosa como la que viven ahora. Corren las noticias de centenares de familias que emigran a la ciudad a vivir hacinadas en barrios marginados o arriesgan sus vidas en una yola, desesperados por la situación que atraviesan. Los casos extremos de suicidios por deudas se han hecho mas frecuentes, muy a pesar de la formación cristiana que compone nuestra idiosincrasia.
Todo esto, a pesar del crecimiento que tanto celebra el gobierno del PLD, reflejado en sus particulares prioridades: un prolongado túnel con aire acondicionado, envidia hasta para los persas, comunica a Naco, un barrio de clase alta, con la universidad del Estado, cuyas instalaciones no pueden ser más deplorables. Si quieres escribir la historia de las carencias no tienes que ir muy lejos, la UASD te aporta todos los datos. Para empezar, aulas sin pupitres, pizarrones ni sanitarios.
Pero la UASD es, simplemente, un laboratorio, una muestra de lo que estamos viviendo todos los dominicanos en manos del partido de Danilo Medina. Representativo y del pueblo llano y humilde, es victima, destinatario predilecto, de las burlas y el desprecio que sienten los gobernantes de turno, aspirando a seguir en el poder, por toda la sociedad. Díganme ustedes si no es un chiste de mal gusto comunicar a la UASD con Naco, barrio donde no puedes encontrar a un estudiante que escoja este centro para cursar una carrera universitaria.
Revisas a grandes rasgos lo que ocurre en el país, en todos los órdenes, y comprobarás que el panorama se observa oscuro en mano del PLD. Cambiarlo es un mandato colectivo determinado e inevitable. Nunca antes esta necesidad y determinación y necesidad de cambio había sido tan firme y generalizada.
Santo Domingo, R.D., martes, 24 de enero de 2012.
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