martes, 24 de enero de 2012

Caminando con Hipólito


JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ 

Tengo muchos años caminando con Hipólito Mejía por todo el país. En momentos buenos y en momentos malos. Creo que pocos dirigentes políticos conocen el país mejor que Hipólito. De igual modo creo que pocos conocen mejor que Hipólito a los dirigentes, de todos los niveles, militantes y simpatizantes del Partido Revolucionario Dominicano, a los que llama por sus nombres ó por sus apodos. El trato que les da es cálido, familiar. 

Hipólito no odia ni guarda rencor. Es por eso que le resulta tan fácil perdonar y olvidar agravios. 

Otra cosa: Hipólito no se deprime, ni se amilana. Su actitud siempre es positiva. Su alto sentido del humor y su espontaneidad, lejos de ser elementos negativos ante la población, son positivos. La gente lo percibe llano, “buena gente”, sin ínfulas de superioridad, ni poses demagógicas. ¿Errores? ¡Muchos! ¿Imperfecciones? ¡Muchas! ¡Pero es auténtico! Y eso a la gente le gusta. 

A esos atributos agréguele una enorme capacidad de trabajo. Ese hombre es una máquina. No para nunca. Desde que se levanta, bien temprano, hasta que se acuesta, generalmente temprano, es trabajando. 

Esos elementos explican su éxito tanto en su vida profesional, como en la política. No es casual que haya ganado luchas internas del PRD en más de una ocasión. Como tampoco es casual que haya ganado la presidencia de la República. 

No es casual (Aunque Marx decía que la casualidad es una categoría histórica) que Hipólito se haya levantado del piso para colocarse en las nubes. No tenía nada. Estaba políticamente muerto. Una campaña bestial en su contra lo había enterrado. Sin embargo, gracias al talento, al carisma y al trabajo, logró, junto a un grupo de colaboradores, levantarse, ganar en el PRD, contra todos los pronósticos, y luego colocarse puntero en las encuestas serias, no pagadas por el gobierno para ganar las elecciones de mayo. Hipólito, lo dice el pueblo en la calle, será de nuevo Presidente de la República. 

Los últimos fines de semana he viajado con Hipólito por distintos pueblos del interior. Y debo confesar que me sorprendo del apoyo que recibe. Contrario a Danilo Medina, que anda con una caravana móvil de unos 300 vehículos, que va de un pueblo a otro para impactar y crear una falsa percepción, Hipólito anda sin dinero y con pocos vehículos. Pero cuando llega a un pueblo, el que sea, una ola humana se levanta para acompañarlo y respaldarlo. 

Este fin de semana, viernes y sábado, estuve con Hipólito en Barahona. Vi lo que sucedió en cada municipio y distrito. La gente desbordada en la calle. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos. La caravana del municipio Barahona, no tuvo madre. Lo digo con sinceridad: no podía creer lo que estaba viendo. Una inmensa multitud en triciclo, motoneta, carros, camiones, guaguas, bicicletas, etc., etc., desfilando por todo el pueblo. ¡Impresionante! ¡No me lo contó nadie, lo vi! Pero lo mismo ocurrió en Azua, Baní, Puerto Plata, Santiago. En todas partes. ¡Hipólito es un fenómeno de masas! 

Creo que el reto de Hipólito, del Comando de Campaña, del PRD, es transformar ese sentimiento, esa simpatía, en votos. Ahí está la clave del éxito y del triunfo. Hacer que la gente vote. Y que vote blanco por Hipólito y por el PRD. (¡Hablé por cien años!)

Santo Domingo, R.D., martes, 24 de enero de 2012.

http://www.presenciadigitalrd.blogspot.com/opinion/2012/01/24/Caminando-con-Hipolito

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