Entre Usted y yo//
RAFAEL CALDERÓN
Leyendo la crónica “No es xenofobia, es un gran escándalo de corrupción”, publicada por 7dias.com, el calificativo de suertudo otorgado a Félix Bautista me hizo pensar en que si la donación de la universidad hecha por el presidente Leonel Fernández a Haití y la posterior adjudicación de las obras para reconstruir la devastada capital haitiana se asemejara con el juego de una mano de bingo entre vecinos lo ocurrido pudiera sintetizarse en un párrafo de la manera siguiente:
“Vecino, tenga (la universidad)… ahí está metido Félix”, habría dicho Leonel cuando la casa estaba recogiendo. Nadie más metió y el suertudo Félix cantó ¡bingo! Terno a la tercera bola, con pinta y esquina, un con to’ de tres obras con un pote o bote de $343 millones”.
No me gusta que Leonel metió a Félix con los cuartos del pueblo dominicano, pero no me extraña que lo hiciera, pues nadie como Leonel puede atestiguar sobre la suerte de Félix.
Es más, mire, quien empezó a hacer suertudo a Félix fue Leonel. Cada vez que veo una información sobre el muy activo y hoy internacionalizado magnate de la construcción, además de senador de la República, automáticamente me recuerdo de dos apreciados amigos y excompañeros de labores, peledeístas ambos.
A uno de ellos lo escuché varias veces quejándose por la ingratitud de Félix, quien cuando se subió al carro del poder se olvidó de volver a Sabana Perdida. Según mi amigo, Félix solía visitar a un familiar que tenía un colmado y casi siempre lo hacía en la cola de un motor. Eran tiempos duros de campaña a mano pelada y palma hacia arriba por allá por 1994 y 1995.
El otro amigo me contó sobre el golpe de suerte que reconectó a Félix con Leonel. Ocurrió que por su calidad de expresidiario, el ingeniero -no importa si él es tan ingeniero como Danilo Medina químico- fue dejado a un lado por Leonel durante la campaña para las elecciones de 2004, la cual estaba en pleno apogeo.
Pero al regreso de un viaje a Puerto Plata, Leonel se sintió mal porque consideró irrisoria las decenas de vallas promocionales de su figura que estimó muy separadas una de otra a lo largo de la autopista Duarte. Expresó su molestia en el comando de campaña y uno de los contertulios aprovechó para meter a Félix en la colá, diciéndole algo así como lo siguiente: “presidente, lo que pasa es que usted tiene en el banco al ingeniero Bautista, el hombre que resuelve con eso”.
Al instante, Leonel lo mandó a buscar y en par de días estaban las vallas de Leonel en la referida autopista que hedían a barco viejo, una casi al lado de la otra, como lo pudo comprobar el propio Leonel cuando regresó al Cibao esa misma semana.
De allá para acá, la nueva historia del binomio Leonel-Félix es harto conocida, debido a episodios como el de la Sun Land, la contrata a las Peláez y los demás que han salido a la luz, a pesar de los esfuerzos ingentes de la prensa, la cual, aunque trabaja con velocidad de vértigo tapando un escándalo con otro, ha visto desbordada su capacidad de enterramiento, pues son voluminosos y continuos los capítulos de la corrupción gubernamental.
Creo que Leonel debió decir en su última “rendición de cuentas” que además de hacer su Nueva York chiquito había convertido en zacateca a la prensa que le sirve.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana. (El autor es Periodista dominicano; reside en Nueva York)
Santo Domingo, R.D., domingo, 04 de marzo de 2012.
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